Copa Colegial ABC 2009

¡Por fin! Después de una espera que se hizo eterna para todos los aficionados al baloncesto colegial, llegaba el ansiado choque de semifinales entre Agustiniano y Corazonistas.

El que inventó aquello de “lo bueno se hace esperar” tenía más razón que nunca en el caso de este trascendental partido. Una de las razones de la grandeza de la Copa Colegial ABC es que cada partido ha de jugarse como si fuera el último para evitar irse a casa, pero si a eso le sumamos la ilusión de divisar la Gran Final en el horizonte, tan cerca y tan lejos a la vez, la emoción es máxima.

Y eso que a priori el encuentro no pintaba muy equilibrado. Agustiniano se presentaba con una plantilla larguísima, jugando en casa, con pívots muy grandes y defendiendo el Estandarte que consiguieron la temporada pasada. En cambio Corazonistas sólo contaba con nueve jugadoras, (dos de ellas infantiles) y sufría la importantísima baja de Jocelyn Villareyes. No en vano los pronósticos en la Copa Fantástica estaban 85-15 a favor de las vigentes campeonas. Pero los partidos no se ganan sobre el papel sino luchando en la cancha, y eso ya lo demostraron las chicas de Coras en cuartos de final, cuando asaltaron de manera inesperada y formidable la pista de Maravillas.

Con estos ingredientes el partido tenía que salir bueno, y el inicio fue de lo más prometedor. Por parte de las Lobas el protagonismo lo asumió rápidamente Beatriz García, que anotó los seis primeros puntos de su equipo. Pero pronto encontró respuesta en las eléctricas penetraciones de la gran Elena Sicilia, que repartía juego y ejercía como líder con la autoridad que sólo tiene el “Capo de la Famiglia”. Las dos acabarían entre las máximas anotadoras del encuentro demostrando ser capaces de tirar de sus equipos en los momentos más difíciles.

En los primeros minutos, el partido pareció una confrontación de estilos ofensivos: Agustiniano buscaba jugar al poste bajo una y otra vez, mientras que Corazonistas lanzaba con valentía desde el perímetro sin dudar ni un momento. Sorprendentemente, la garra de las chicas de Coras les permitía dominar el rebote ofensivo, lo que desquiciaba a las locales, hasta el punto de que Aurora Mínguez fue sancionada con una técnica. La tensión ya estaba a flor de piel… ¡y acabábamos de empezar!

A los pocos minutos, la Manada de las Lobas se conjuró para llevar a cabo una de sus especialidades: desgastar al rival. Con una asfixiante zona 2-2-1 en todo el campo consiguieron nublar la vista de sus oponentes y firmar un parcial de 6-0 que dejaba el tanteo en 16-8 al final del primer cuarto. Ante este panorama, algún despistado podía pensar que si las favoritas ya estaban doblando en el marcador a sus rivales, el partido ya no iba a tener mucha más historia. Pero semejante insensatez sólo podría pensarla quien nunca hubiera visto en acción a las aguerridas chicas de Corazonistas.

Y es que la salida del segundo cuarto por parte de Coras fue abrumadora. Coach Blázquez se dio cuenta de que era necesario poner toda la carne en el asador para tener opciones y diseñó una pegajosa presión individual en la que las jugadoras saltaban constantemente al “dos contra uno”…mientras el cuerpo técnico también saltaba desgañitándose en la banda. ¡Los resultados fueron instantáneos! Dos robos seguidos, contraataques, tapones…Corazonistas era un vendaval y con un rápido 0-8 el partido estaba empatado de nuevo. Coach Arnanz se vio obligado a pedir un tiempo muerto para que sus chicas pudieran tomar aire y tratar de entender lo que les estaba pasando.

El partido empezaba a coger ritmo, jugándose cada vez a mayor velocidad y los dribblings de Elena Sicilia dejando atrás a las rivales con fugaces cambios de dirección eran para grabarlos en vídeo. Pero las Lobas ya habían vuelto a situarse en su territorio y la igualdad era máxima. En los últimos segundos, una gran canasta de la talentosa pívot local Clara Martínez ponía a su equipo 29-27 al descanso.

En la mente de los aficionados había una pregunta inevitable: ¿aguantaría Coras todo el partido sin levantar el pie del acelerador? Al respecto sólo se puede decir que nunca a un equipo le sentó mejor un nombre porque estas chicas son todo corazón. De nuevo su salida a la pista fue impresionante, lanzándose hacia el aro una y otra vez y forzando muchísimas faltas. Tantas que en cinco minutos lanzaron diez tiros libres… ¡y anotaron nueve! Ya quisieran muchos equipos profesionales firmar esos porcentajes, y buena parte de la culpa la tenía una excelente Patricia Díaz.

Las Lobas parecían desorientadas, ya que sin poder marcar su ritmo se veían obligadas a hacer ataques precipitados. El golpe más duro llegaba cuando Isabel Garrido decidía unirse a la fiesta con un triplazo estratosférico que ponía a las visitantes ocho puntos arriba. Pero Beatriz García no iba a permitir que la afrenta fuera a más, y de cuando en cuando mostraba arrebatos de orgullo de auténtica campeona que permitían a Agustiniano seguir con vida. Sus compañeras se contagiaron y comenzaron a recordar porqué tenían un Estandarte colgado en el pabellón. ¿O acaso a alguien se le había olvidado la clase que tienen estas chicas? En cuanto comienzan a mostrar su talento, parece que estén dando un clínic: pase, corte, bloqueo, asistencia…canasta debajo del aro sin esfuerzo. ¡Hacen que parezca facilísimo!

La Manada por fin estaba aullando al unísono y su grito de guerra retumbaba por todo el pabellón. ¡Al último cuarto se llegaba con el marcador empatado! Con ese panorama alguien debería pasearse por la grada para advertir a embarazadas y personas con problemas cardíacos del riesgo que suponía quedarse allí porque los ocho minutos restantes iban a ser de infarto. Pero por supuesto de allí no se iba nadie, la temperatura en la grada había ido subiendo progresivamente a lo largo del partido y teniendo en cuenta el número de gargantas que coreaban gritos de ánimo, el ambiente estaba en su punto álgido.

¿Demasiada tensión, quizás? Con tanto en juego y tan poco tiempo por delante, a las jugadoras de ambos conjuntos les empezó a temblar el pulso y los primeros minutos del último cuarto fueron una sucesión de pasos, dobles y pérdidas de balón. El tiempo pasaba y nadie anotaba, el empate era una losa inamovible y un sudor frío comenzaba a bañar las frentes de todos los presentes en el pabellón…
Nadie encontraba el aro. Los segundos seguían cayendo. Implacablemente. Y poco a poco se iba revelando una verdad evidente: cualquier pequeño parcial en favor de uno u otro equipo iba a inclinar la balanza definitivamente. Bastaba un poco de acierto para conseguir el pase a la final. Claro que en esas circunstancias, sobreponerse a los nervios era una hazaña heroica, pero aquello no podía demorarse más. Había que atacar, había que golpear primero o ya sólo quedaría tiempo para arrepentirse…

Fue visto y no visto. Veloz, inesperado, salvaje. Las Lobas atacan, el balón llega a manos de Verónica Crecis en el perímetro y… ¡triple! Coras pierde la posesión, de nuevo Agustiniano a la carga con confianza renovada, circulan hasta Aurora Mínguez que mira el aro y…no se atreverá…allá va, y… ¡Sí! ¡Otro triplazo brutal! ¡El público enloquece, el pabellón se viene abajo! En sólo treinta segundos las Lobas han desplegado su ataque, y con dos profundas dentelladas a la yugular de sus rivales han sentenciado el partido. Coras sigue peleando, pero no hay remedio, la herida es letal. No quedan fuerzas ni tiempo para más y las Lobas sellan su pase a la final en medio del delirio de su afición.

¿Qué más se puede pedir? Emoción, intensidad, tensión y mucho talento…el baloncesto colegial nos ha brindado una tarde vibrante para no olvidar nunca. Hubiéramos querido que el partido siguiese eternamente para poder seguir gozando de un espectáculo tan incomparable. Fuerte, fortísimo el aplauso para las chicas de Corazonistas, el auténtico equipo revelación que tanto nos ha emocionado con su entrega y su juego. Ellas han demostrado que la Copa Colegial ABC es una competición especial, donde rigen otras normas y todo es posible.

¡Afortunadamente esto no sólo no se ha acabado sino que aún queda lo mejor! La Gran Final, el Día D, el momento más esperado por toda la gran familia del baloncesto colegial. No se podía esperar nada mejor: ¡Estudio y Agustiniano! ¡Se reedita la final del año pasado! Estudio lleva dos años viendo como el Estandarte se le escapa entre los dedos, mientras que Agustiniano sueña con un “back to back” histórico. Como en aquellos míticos duelos entre Celtics y Lakers, de nuevo dos poderosas dinastías ven como el destino les enfrenta para conseguir la gloria. ¿Quién se alzará con el triunfo?

¡La Gran Final lo tiene todo para ser de las que hacen época! ¡No te lo puedes perder!