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24 Marzo, 2020
Entre los dos suman años y años de Copa Colegial a sus espaldas. Míticos y respetados allá por donde van. Hacen el torneo en la sede madrileña mucho más grande. Y son voz más que autorizada para hablar y darnos su visión durante el confinamiento por el coronavirus. Hablamos con Roberto Calero y María Gabrielli, posiblemente los dos árbitros más legendarios de la mejor competición escolar de Europa en Madrid.
Pregunta. ¿Qué tal? ¿Cómo estáis llevando el parón?
Roberto Calero. La verdad es que difícil por la situación, pero comprometido. Tenemos que quedarnos en casa, para que rápidamente, esto solo sea un recuerdo. Todos sabemos que saldremos con pena y dolor, por las incontables pérdidas. Pero también con la ilusión de empezar, sobre todo por que la normalidad y la actividad hará que lo olvidemos lo antes posible. Por todos, volveremos al siguiente partido de la Copa, con más fuerza que nunca.
María Gabrielli. El último partido de Copa que arbitré fue el 6 de marzo y desde ese fin de semana ya se han paralizado todas las ligas. Es una pena tener que parar la competición por un motivo tan desolador como está siendo esta pandemia. Obviamente, el baloncesto y creo que cualquier actividad lúdica, ahora mismo, es lo de menos y queda relegada porque hay una inquietud y preocupación mayores, pero también afecta a nuestra salud emocional dejar de hacer lo que nos gusta y perder el ritmo de entrenar, jugar y arbitrar.
No sabemos cuándo podremos reanudar la vida cotidiana y que todo vuelva a su cauce, pero lo que tengo muy claro, además de desear que todos estemos lo más sanos posibles, en especial la familia del Baloncesto, es que cuando vuelva a las canchas lo voy a vivir de una manera muy especial, intensa y con muchísimas ganas. Porque se está haciendo duro y largo este tiempo de incertidumbre.
Siempre he valorado mucho cada cosa que hago y le pongo mucha intensidad y entusiasmo, pero este tiempo de parón forzoso me lleva a reflexionar y reafirmarme en la suerte que tengo de poder hacer lo que me gusta y a darle a las cosas la importancia que tienen.
P. Echando de menos la Copa Colegial... un torneo con mucha historia para ti...
R.C. El año pasado cumplí 200 partidos en esta competición, salvo por un par de ocasiones por trabajo, he pitado casi todas las finales en esta competición desde hace 13 años y antes en las Series Colegiales. Siempre hace que antes de empezar los partidos me suden las manos, un escalofrío me recorre la espalda, por que cada partido es súper especial. No es el momento de detallar cada partido, pero cada uno ha sido especial, único y un recuerdo para mi vida.
M.G. Como he dicho antes y supongo que igual que todos, tengo muchas ganas de reanudar la vida cotidiana y eso incluye seguir arbitrando y esperar con ganas e ilusión cada jueves, la designación de los partidos de Copa Colegial, ver con quién arbitro, dónde me toca. Siempre tengo ganas de que llegue el viernes porque eso supone fiesta. Y echo de menos esos viernes de Copa, con mis compañeros y amigos en muchos casos, el ambiente de diversión que se vive si, sobre todo, coincido con Pedro Bonofiglio y Álex que animan como solo ellos saben.
Llevo arbitrando este torneo en todas sus ediciones, esta temporada 19/20, es la 13ª y antes de que se llamara como se conoce hoy a la Copa Colegial, debuté en la última temporada de las Series Colegiales en el 2006.
He tenido la suerte de poder arbitrar muchos partidos. Y aunque sea un torneo corto, disfruto de arbitrar, aproximadamente, unos diez o doce cada Copa, así que haciendo cálculos, desde el 2007…son muchos partidos.
Me siento una privilegiada. No me he perdido ni un año, además a eso se le añade otra suerte, la de haber podido arbitrar las finales de todas sus ediciones, exceptuando una y porque un mes antes de que acabara el torneo en 2014, me fui a vivir fuera de España. Eso sí, me aseguré de volver al año siguiente antes de que empezara la Copa porque no me la quería perder. Qué locura, eso sí que es estar enganchada a la Copa Colegial…
P. ¿Qué tiene de especial la Copa Colegial para que sigáis tan unidos a ella?
R.C. En estos 36 años de arbitraje, he tenido experiencias de todo tipo, pero la Copa reúne un concepto inimitable. Baloncesto en los colegios, para los colegios, con jugadores, entrenadores, compañeros de clase y amigos del colegio, hacen que cada viernes sea una final. Una tarde que otra competición no pueda igualar.
M.G. La Copa tiene todo de especial para mí. Quizá porque la he visto nacer y crecer y he participado en todas las ediciones.
Es especial y me siento unida a esta Copa, porque después de tantos años, te ganas un lugar y un respeto, incluso siendo árbitro, de entrenadores, jugadores y equipos que te llevan viendo mucho tiempo y que te llaman por tu nombre. Terminas entablando un vínculo especial con la gente que hace posible la Copa porque va más allá de lo meramente deportivo.
Es especial porque aquí valoran la labor arbitral más allá de lo que supone arbitrar un partido, nos hacen partícipes de una línea más amplia en la que contribuimos a fomentar el respeto, la formación, la educación y la deportividad. Formamos parte del engranaje del torneo, parte de algo cuya filosofía compartes, te satisface y de la que te sientes, en parte, responsable.
Es alucinante ver cómo empezó, apenas con unos cuantos coles de Madrid y ver en lo que se ha convertido ahora; muchísimos más, con unos cien equipos entre femenino y masculino solo aquí en Madrid, además de las tantas sedes que se han unido en el resto de España.
Es muy bonito ver cómo las chicas y chicos están jugando algo más que un partido. Aquí están defendiendo sus raíces y son los abanderados de llevar en su nombre, a su colegio a lo más alto. Eso es especial.
En alguna ocasión, antes de que empezara un partido, me he olvidado de que soy árbitro. Contemplo a los jugadores, retrocedo al comienzo de la Copa, las reproduzco en mi memoria una tras otra, porque soy de las pocas árbitros que repite curso, año tras año y me doy cuenta de que aunque los campeones cambien, los jugadores cambien, vengan, se vayan otros, se hagan entrenadores de sus coles, soy la espectadora de algo que no cambia nunca por más movimiento que haya. Y es la esencia de este torneo, la que hace que sea especial. Lo único que permanece intacto, algo que forma parte de la idiosincrasia de la Copa Colegial es la esencia del respeto, la generosidad, el compañerismo, la deportividad y la educación, pues el baloncesto se da por hecho.
Son muchas cosas las que hacen que para mí sea especial. Pero obviamente y sobre todo, a eso se le añade todo lo que comparto con mis compañeros árbitros y anotadores que consiguen que sean partidos diferentes y especiales. Y gracias a la Copa Colegial he conocido a gente muy especial para mí que se ha convertido en amigos.
Lo especial y bonito también, es que algún día, cuando yo ya no arbitre, esa esencia de la que hablé, seguirá permaneciendo.
P. Y siempre al lado uno del otro. ¿Una pareja perfecta, no?
R.C. Sólo ella sabe lo que significa un partido de la copa juntos. Sabes que tu espalda está perfectamente cuidada, sabes que cualquier detalle lo tiene controlado y sobre todo la complicidad. Para mi, siempre lo he dicho, es una coreografía, en la que cada uno sabe el siguiente paso y moviendo de tu pareja. La Copa y María, son uno para mi.
M.G. Obviamente, no entendería mi arbitraje si no estuviera al lado de Roberto Calero. Nos hemos convertido con los años en el arbimonio perfecto.
Siempre arbitro muy a gusto con todos mis compañeros de la Copa, los conozca o no. Disfruto y siempre aprendo algo. Sin embargo, Calero y yo, tenemos una sintonía especial, es un compañero con el que no hace falta hablar para saber que todo irá bien. Hacemos un auténtico equipo, quizá sea por los años que llevamos arbitrando juntos, pero sé que donde yo no llegue él lo hará. Nos complementamos a la perfección. Nos apoyamos y cuando a uno de los dos algo se nos ha torcido alguna situación, hablamos mirándonos durante el partido y tiramos el uno del otro. Hemos vivido muchas situaciones especiales, hemos vivido muchas finales y sigo disfrutándolas con él como si fuera el primer día.
Nos recibimos siempre con mucho cariño y es con el único que antes de dar el salto inicial y al finalizar, nos abrazamos y nos damos las gracias de una manera tan emocionante, que se nos eriza la piel. Y creo que es porque además, lleva implícito arbitrar la Copa Colegial, porque la llevamos dentro y porque la sentimos algo nuestra por todos los años que llevamos arbitrándola. Aunque seamos los veteranos de esta Copa Colegial, seguimos teniendo la misma ilusión que el primer día.
P. Por último, pregunta difícil. ¿Cuál es el secreto del buen arbitraje?
R.C. Difícil porque cada partido es diferente y un reto nuevo, pero para mi personalmente es fácil de contestar. Tener a la pareja perfecta, compromiso, disfrutar por lo que haces y darlo todo en cada partido, es el secreto del éxito. Pero además en esta competición donde todo el mundo está comprometida con un fin, el baloncesto colegial, resulta un escenario único y fácil de hacer tu papel.
M.G. Bueno, el secreto del buen arbitraje no lo sé muy bien, aún estoy en ello. Lo que sí que procuro es hacer mi trabajo de la mejor manera posible cada partido y tomármelo con la misma ilusión. Tener un buen compañero ayuda mucho y sobre todo, tener el apoyo de los auxiliares de mesa, para mí, los más importantes y los menos reconocidos.
Particularmente, procuro aplicar, más allá del arbitraje técnico en sí, algo que me parece fundamental como es el sentido común y el respeto. Creo que hay que tener cercanía con los jugadores y que vean en ti que se puede hablar. Conviene no generar tensiones más allá de las que el propio partido tenga. Creo que además de conocer las reglas de juego, como árbitros, debemos ponernos en la piel de un jugador y empatizar con ellos, porque están más acelerados de lo normal y viene bien calmarlos en la medida de lo posible. Hacer un arbitraje preventivo me parece conveniente porque al fin y al cabo, en esas edades y en la Copa Colegial, el árbitro también está para formar y ayudar.
Además, cuando los jugadores ven que el árbitro es cercano, por lo general, colaboran más y su comportamiento es mejor aún.
De cualquier manera, la Copa Colegial nos hace mejores árbitros.
#TienesQueVivirla
#9ciudades1final
Redacción. Hace 2 meses
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