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Para celebrar el inicio de esta edición tan especial de Copa Colegial (los 20 primeros años de Locura), me he permitido la licencia de adaptar un precioso homenaje que Gonzalo Gómez Valcarcel (Madrid 1973-2013) envió en forma de carta a la Asociación de Baloncesto Colegial. Gonzalo escribió estas líneas pocos meses antes de su muerte. Con él, y con tantos y tantos de vosotros, estará la Asociación de Baloncesto Colegial siempre en deuda.
Una deuda que trataremos de saldar los próximos 20, 40, 60 años… con la SONRISA INTACTA DEL ENTUSIASMO.
(Pablo Martínez Arroyo).
EN UN LUGAR DE MADRID, EN EL AÑO 2013
Corría el año capicúa de 2002 cuando todo empezó. Fue un sueño que teníamos todos en mente; ¡LA LOCURA DEL BALONCESTO COLEGIAL!
Me habría encantado tener a Ken ‘coach’ Carter(http://en.wikipedia.org/wiki/Ken_Carter). a mi lado. Al de verdad. Seguro que hubiera sonreído, como lo hizo después en la embajada de EEUU cuando la Asociación nos hizo el regalo de invitarlo.
Sí, la Asociación de Baloncesto Colegial, y la Fundación, que siguen siendo los gestores y entusiastas de siempre. Tanto es así que, en 20 años (primero de Series Colegiales, y después de Copa Colegial), no se les pone nada por delante y superan todas las adversidades*. Y lo hacen, no perdiendo jamás la sonrisa del entusiasmo, suceda lo que suceda. Creo que lo han demostrado con creces.
Allá por entonces, me encontraba realizando una liga interna (LIB), para los chavales del Ramiro de Maeztu cuando salían de clase y tuve la casualidad, y la suerte, de poder empezar a dirigir al equipo de los Delfines, algo que duró finalmente cinco años. Podría hablar de infinidad de detalles, de vivencias fabulosas y de personas entrañables con las que pude compartir estos años extras de sentimiento colegial, qué creí evaporados una vez terminé mi etapa en Bachiller. Bendito regalo.
Destacaré algo por encima de todo. Algo único que jamás creí que vería: el sentir de los jugadores al disputar esta competición. Su sonrisa. Siempre pensé que al pertenecer a un lugar con tradición y con un club deportivo fuerte, la competición colegial iba a pasar bastante desapercibida, pero me equivoqué desde la primera edición. Los chicos del Ramiro son como todos y da igual donde estuvieran jugando, ya que todo aquel que se ponía la camiseta del cole lo daba todo. Hubo casos de muchos chavales que al empezar el curso en octubre ya estaban preguntando por la competición colegial y eso que empezaba en febrero.
La competición colegial se convirtió en la mejor forma de “casar” al cole y al basket. Todos aquellos que anhelaban representar a su cole lo consiguieron gracias a esta gran oportunidad. Para muchos de los chavales y para mi no tiene parangón esta forma de competir. Representar a la gente con la que convives mucho tiempo, representar una educación, un estilo, incluso representar a los que te han enseñado (los “profes”), no se cambia por nada. Yo era de los necios que pensaban que la suma de Ramiro y Baloncesto sólo daba igual a club deportivo. Desde el 2002, todos aquellos entusiastas, de sonrisa permanente, me mostraron que estaba equivocadísimo. Me ayudaron a pensar que el cole lo era casi todo. Por lo que merece la pena luchar.
El Ramiro jamás pudo alzar el estandarte. Pero para mi ganó lo más importante: encontrarse a sí mismo.
Gonzalo Gómez Valcárcel
fue entrenador de Ramiro de Maeztu Delfines durante cinco años (2002-2006).
(*) Esta dichosa pandemia pasará, y volveremos a jugar muy pronto sin mascarillas. Y habrá que seguir sonriendo en homenaje a Gonzalo y a tantos que hicieron grande la Copa Colegial.
#ElDesafíodeTodos
Redacción. Hace 2 meses
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