Aloha College fue el escenario de la primera charla BIE en la Copa Colegial de Málaga para este año 2019. Una charla magistral, llena de sentimientos, de experiencias, de valoraciones personales y sobre todo, de valores. Valores como los que se promueven en el programa Basketball is Education, y no hubo en la Costa del Sol un mejor ejemplo de lo que supone superarse cada día para alcanzar su sueño. Un sueño marcado por las lesiones, por los baches, por los duros momentos, pero también lleno de satisfacciones. Porque dicen que a las buenas personas, solo pueden pasarle buenas cosas. Y Alfonso Sánchez, lo es.

El baloncesto es lo mejor que le ha pasado nunca. De pequeño, era su forma de ver la vida, de madurar, de afrontar los desafíos que tenía por delante y de crecer como persona tanto dentro como fuera de la pista. No levantaba dos palmos del suelo cuando ya empezó a botar balones por el Pabellón Serrano Lima de Marbella. "El baloncesto era mi vida, mi pasión. Entrenaba en Marbella con todos los equipos que hubiera. Chicos, chicas, mayores, pequeños... Lo importante era jugar al baloncesto y no me importaba nada lo demás". Atentamente el escuchaban más de cincuenta alumnos y a su vez jugadores de Aloha College, que bien metidos en una charla espectacular se animaban continuamente a lanzar preguntas sobre su carrera y cómo llegó a ser profesional. "Cuando empezaba a despuntar en Marbella, Unicaja me llamó. Marcharme fue duro, pero sabía que era necesario para labrarme un recorrido en un club donde se trabajaba la cantera de manera profesional. Fue un impacto real y progresé muchísimo dando este paso". Sus padres sabían de la locura de Alfonso Sánchez por este deporte y le facilitaron todo lo posible la vida mientras compaginaba estudios y baloncesto. Fue duro por la exigencia, pero quien algo quiere, algo le cuesta, dice el dicho. "La verdad es que siempre vi el baloncesto como una diversión. No tenía la idea de ser profesional, solo crecer, mejorar y divertirme".

¿Cuando empieza a saber que su camino puede ser largo dentro del baloncesto profesional? "Cuando uno es llamado por el primer equipo de Unicaja para entrenar, empieza a pensar que la cosa se pone seria. Es el sueño de todos los jugadores de cantera, llegar a entrenar en el Carpena y estar con los que siempre has visto entrenar a lo lejos". Pero eso sí, para llegar hay que sacrificarse muchísimo. "No es sencillo, pero con organización siempre se puede. Además, tienes que cuidar mucho la alimentación, comer bien. No podemos basar nuestra dieta en refrescos, chuches, dulces. A vuestra edad hay que comer de todo, y llevar una dieta sana y equilibrada". La figura de sus padres, muchas veces los grandes sacrificados en estas historias y héroes anónimos en la sombra. ¿Cuál es su relación con ellos? ¿Es difícil separarse de ellos cuando uno decide jugar fuera? "Está claro que sí. Yo siempre he estado muy pegado a ellos y tengo una relación muy especial. Me cuesta jugar fuera, por eso cuando he tenido ofertas del extranjero no las he pensado mucho". 

Así, los chicos de Aloha College, ansiaban preguntarle por el partido que mejor recuerdo le dejó de su etapa en Unicaja. "Hubo muchos, siempre es bontio jugar en el club que te has formado, pero si me tuviera que quedar solamente con uno, sería uno contra Baskonia en el que jugué 10-15 minutos de base, que no era mi posición. Fue en la Final Four de Atenas". Cuando sonó la palabra 'Final Four' se le iluminaron los ojos a más de uno. Porque detrás de la historia de Alfonso Sánchez hay un título de Liga ACB, uno de Copa del Rey y una participación en la F4 de la Euroliga. Ni más ni menos. Y lo vivió siendo muy joven. "Yo era de los que llegaba media hora antes a entrenar o se iba una hora después. Tú sabes que te queda mucho por aprender, y eso va con uno mismo. El esfuerzo, el sacrificio, el interés por ser mejor... Tú tienes claro lo que tienes que tienes que mejorar". Y con Alfonso Sánchez a la cabeza, con sus ideas, sus testimonios, y apenas sin hablar de lesiones, como a todos nos gusta, la charla BIE en Málaga tuvo unos matices educativos que llegaron hasta donde tenían que llegar, hasta la ambición de unos chicos que ya desde hoy sueñan con seguir el camino de nuestro protagonista.