El colegio Salesianos de Trinidad acogió por primera vez uno de los torneos más esperados dentro de la Copa Colegial de Sevilla; la Pequecopa. En la que ha sido la quinta edición de este campeonato, los colegios Santa Ana y Compañía de María resultaron vencedores, en las categorías masculina y femenina respectivamente, tras una intensa jornada de baloncesto que consiguió reunir a trece equipos de nueve colegios de toda la ciudad.

Ni el sofocante sol de mayo ni la apretada agenda de partidos pudieron parar los 27 encuentros disputados a lo largo de todo el domingo y repartidos entre las diferentes pistas del colegio Salesianos de Trinidad.

 Como cada año, la Pequecopa ha supuesto un auténtico reto para entrenadores y jugadores a la hora de coordinar esfuerzos y trabajo sobre la pista. Y es que durante la temporada regular muchos de los integrantes de los equipos juegan y entrenan en distintos clubes. Precisamente este ha sido el factor determinante para la victoria de Compañía de María. Según Elisa Campaña, una de las entrenadoras del conjunto, la “unión del equipo” ha sido clave para alzarse con el miniestandarte de campeonas en la final, permitiendo que Compañía revalidase así el título obtenido también en la pasada edición de 2016.

Compañía de María fusionó para este torneo a dos grupos distintos de niñas, acostumbradas a jugar por separado. Justamente de esta fusión surgió la fuerza que las impulsó a ganar. “Se entendieron perfectamente”, relató Ana Seco, otra de las entrenadoras del equipo, sin ocultar su alegría tras la entrega de premios. La propia Seco, que fue MVP de la primera edición de la Copa Colegial Sevilla, admitió que no había sido un torneo fácil debido a  partidos como la final disputada contra el colegio Portaceli, al que vencieron de tan sólo 4 puntos (22-18).

Esta visión también la comparte José Cano, entrenador de Santa Ana, que tras una emocionante final a tres peleada con Maristas San Fernando y el colegio Claret, se alzó con el miniestandarte de esta PequeCopa.  Para Cano, el trabajo realizado durante todos los partidos disputados a lo largo del día tuvo su recompensa en la recta final de la jornada, y “el compromiso de todos” tras ese esfuerzo fue lo que marcó la diferencia y les permitió sobreponerse a sus rivales en las finales.

Lo que sí es evidente es que ninguna de estas victorias, ni todo el arduo camino que condujo a ellas, hubiesen sido posible sin las valiosas aportaciones de los MVP del torneo, que recayeron sobre Pilar García de Tejada por parte de Compañía de María y Antonio Brugarolas, capitán de Santa Ana.

Al final del día, con las medallas colgadas, los trofeos de mejor jugador atesorados y el estandarte ondeando camino ya a cada colegio ganador, queda un año más demostrado que en la Pequecopa, el auténtico vencedor, es el baloncesto.