Álex Marne es todo un personaje en la Copa Colegial Valladolid. A sus dieciocho años, pocos (o más bien nadie), puede presumir de llevar dos años arbitrando partidos de Copa Colegial y, además, haber debutado en esta edición de 2020 jugando con el equipo de su colegio, los Leones de Cristo Rey, que completan su primera participación en la competición. Sergio García y Nacho Bonilla estuvieron hablando con él para conocer su particular visión de la Copa Colegial.

¿Cómo se lleva compaginar la vida de árbitro con la de jugador?

Es algo curioso porque tienes los dos aspectos: el de jugar con tus amigos de toda la vida en el colegio y el de pitar a otros amigos que has ido haciendo a lo largo del tiempo en el mundo del baloncesto.

De momento, ¿no se habrá dado la ocasión de arbitrar a algún equipo peligroso rival de Cristo Rey y tener tentación de quitarlo del camino?

(Risas) No, no, no es plan, que luego vete a saber lo que me dicen.

¿Tienes la sensación de que, a veces, al árbitro se le ve como al “villano” del partido?

Más que villano, ahora mismo está todo más normalizado. La conexión jugador – árbitro se lleva bastante bien. Yo, como conozco a los árbitros, cuando juego tengo muy buena relación con ellos, de amistad y, en la Copa Colegial, eso está mucho más acentuado, se ve al árbitro como una parte más del partido, nunca hay una mala cara.

¿Crees que el hecho de tener un huddle en el que se reúnen jugadores y árbitros antes del inicio de los partidos es algo diferencial para fomentar esa buena relación y el respeto entre todos?

Como jugador, al principio ves que esto es diferente, que representas a tu instituto y hay que currárselo más. La competitividad siempre la hay pero es más sana. Como árbitro lo veo de otra forma, pensando en hacerlo lo mejor posible porque ves la implicación de todos, es algo distinto a la competición federada.

Aún estás, como quien dice, empezando en esto del arbitraje pero… ¿nos puedes contar alguna anécdota que te haya sucedido en un partido de la Copa Colegial?

Sí, más que anécdota quería recordar un partido que he pitado este año, un Lourdes – San Agustín que fue de los últimos en jugarse antes del parón por el confinamiento. Fue un partido muy bonito de pitar en el que, además, quiero decir que lo hicimos muy bien tanto mi compañero como yo, con dos equipos muy buenos y míticos de Valladolid, con grandes jugadores a los que los árbitros conocemos sobradamente y, el partido se decidió en el último momento por una canasta provocada por una falta dudosa, que siempre es un factor azar que decantó el resultado para un equipo, que podía merecer ganar igual que el otro. Pero en la Copa, más allá de la tristeza o alegría de ganar o perder, no hubo protestas y nos fuimos todos muy contentos al acabar.

Este año has debutado como jugador en la Copa Colegial, en la primera participación de Cristo Rey, tu colegio. ¿Has tenido que ver en la llegada de los Leones a la competición?

Bueno, el año pasado no nos pudimos apuntar y entre todos, este año, hemos puesto de nuestra parte y hemos conseguido sacar equipo. Ahora mismo estamos clasificados para semifinales y con muchas ganas de que pueda reanudarse la competición.

Y estás aprovechando a tope este año de Copa Colegial que, por edad, va a ser el último para ti, porque durante el confinamiento has participado en nuestro primer torneo de eSports, clasificándote para la ronda final…

Efectivamente, se había inscrito mucha gente y para mí, solamente el llegar a la fase nacional, a los dieciséis mejores, fue algo increíble.

¿Cómo ves la vuelta del baloncesto tras estos tiempos difíciles que nos están tocando vivir?

Soy optimista. Lo que queremos todos es volver a jugar al baloncesto y a mí se me hace raro no madrugar los fines de semana para pitar o para jugar. Esperemos volver lo antes posible, pero con la mayor seguridad.

En el vídeo adjunto, podéis ver la tertulia completa sobre el mundo del árbitro y el anotador en la Copa Colegial, con la presencia, además de Álex Marne, de Pablo Delgado, árbitro sevillano; el oficial de mesa de Valencia Antonio Raga y el árbitro madrileño Manuel Nogales.