Qué deporte tan bonito es el baloncesto. Corazonistas y Ramiro de Maeztu disputaron este viernes uno de los mejores partidos que se han visto hasta ahora en la presente edición de la Copa Colegial. Un choque que terminó 66-52 a favor de Coras, que, tras una remontada espectacular en su pabellón, pasó a cuartos de final a costa de Ramiro, finalista de la pasada edición de la competición y que llegó a ir ganando de 18.

Pero los de Luis Cadenas, cual Ave Fénix, resurgieron de sus cenizas, consiguieron voltear el luminoso y creyeron con más fuerza que nadie para sumar un triunfo espectacular y meterse entre los ocho mejores equipos de la Copa Colegial. Y, de paso, vengar a su equipo femenino, que, poco antes y también en octavos, había caído ante Ramiro en la misma pista. 

Ramiro golpea primero

El encuentro comenzó con mucha intensidad en ambos bandos. Ramiro, finalista de la Copa Colegial el curso pasado y uno de los grandes favoritos a hacerse con el título, buscaba apretar la salida de balón de Corazonistas con una presión alta, aunque los chicos de Luis Cadenas, arengados por su hinchada, entraron bien al duelo. De hecho, la primera canasta del duelo fue de Coras: en concreto, de Jorge Chacón, de los mejores en su equipo durante todo el encuentro.

Corazonistas, además, sabía contener las embestidas visitantes y, a falta de tres minutos para el final del primer cuarto, ganaba 6-5. Fue entonces, sin embargo, cuando comenzó el festín de Ramiro. Con Pelayo Barcala, George Ivanov y Hugo Alonso en modo apisonadora, los visitantes encadenaron un parcial de 6-18 en el tramo final del primer cuarto, para irse al entretiempo 12-23 arriba: con once puntos de ventaja sobre los locales.

Corazonistas despierta

El vendaval de Ramiro siguió al comienzo del segundo acto, con un 0-7 inicial que ponía el 12-30 en el marcador. Aunque, entonces, y pese a estar 18 puntos abajo, Coras tiró de orgullo y despertó. Consiguió un parcial positivo de 10-2, se puso 22-32 y comenzó a creer, por qué no, que era posible cambiar el sino del partido.

Fue entonces cuando los chicos de Luis Cadenas empezaron a carburar. Liderados por un estelar Jorge Chacón, que estaba en todas partes, los locales empezaron a encadenar aciertos en las dos zonas, hasta que redujeron su desventaja a 36-39 a falta de un minuto para el descanso. Y con la posibilidad de ponerse a dos puntos, con un tiro libre tras un 2+1 que no logró encestar Guillermo San Miguel. Corazonistas creía en la machada. Y de qué manera.

Vendaval local

Aunque, cuando más inspirados estaban los locales, volvió a emerger la figura de Hugo Alonso para darle un soplo de aire fresco a Ramiro. El '4', con un 2+1, restauró la calma en el equipo dirigido por Manolo Gil que, al descanso, se fue 38-44 arriba. Y pudo irse con tres puntos más en el zurrón, con un triple sobre la bocina de Darío Real que hizo enloquecer al graderío visitante, pero que los colegiados decretaron que entró fuera de tiempo.

Corazonistas, así pues, estaba más vivo que nunca. Es más, se puso a solo un punto en el luminoso al inicio del tercer acto, merced a un triple de Jacobo Miranzo y a una canasta de Guillermo San Miguel. Después, además, encadenó varias posesiones para rubricar la remontada, sin éxito. Hasta que, tanto fue el cántaro a la fuente que, en una de esas, Guillermo San Miguel (que acabó el encuentro como el MVP) puso por delante a los suyos a falta de 4:45 para el final del tercer cuarto: 47-46. 

Esa canasta terminó de cortocircuitar a Ramiro, superado por el aluvión de un equipo, el local, que empezó a coger vuelo. Con Marcos Toro muy inspirado y comandando a los suyos desde abajo, Coras siguió cogiendo vuelo y terminó el tercer cuarto 53-46 arriba. O lo que es lo mismo: con un marcador de 15-2 en el global del cuarto.

Brillante actuación coral

Al encuentro le quedaban sus últimos ocho minutos y Corazonistas vencía de siete. Los locales habían hecho lo más difícil, pero aún debían resistir ante un equipo, Ramiro, que cuenta con una de las mejores plantillas de la Copa Colegial. Pero los de Luis Cadenasestaban imparables. En defensa, eran un muro cimentado desde el acierto en el rebote; y, en ataque, movían el balón con brillantez y sin precipitarse, con Marcos Toro cogiendo galones. 

Por su parte, nada le salía a Ramiro. Hugo Alonso y Pelayo Barcala, que habían brillado con luz propia en el primer tiempo, no estaban lúcidos y, al igual que su equipo en general, no podían más que asistir al vendaval de Coras, que siguió remando y terminó consiguiendo una tremenda victoria para meterse entre los ocho últimos equipos que siguen vivos en esta apasionante Copa Colegial.