Los casi doscientos aficionados que poblaron las gradas de Apostolado sabían que el partido se presentaba apasionante y no salieron decepcionados de forma alguna. Y es que el duelo entre Habana Tigers y Espartanos fue un ejemplo de baloncesto colegia, de emoción y buen juego, que se decidió por la mayor rotación de San Agustín pero que, en ningún momento, el conjunto local lo dio por perdido.

Ritmo altísimo, elevadas anotaciones y juego muy dinámico. Así comenzó el choque, que vivió un acierto espectacular, con Apostolado dominando el tempo, marcando las primeras ventajas y enchufando desde el exterior. Alan Morchón, con nueve puntos en estos primeros ocho minutos, fue el estilete ofensivo local. Por su parte, los naranjas se encomendaron a su juego colectivo para poder remontar en los últimos instantes del período y colocarse un punto arriba. Esta iba a ser la dinámica del partido hasta el final.

El segundo cuarto vivió un ligero descenso atacante, con las defensas de ambos equipos más entonadas y agresivas. Ángel Pérez emergió para los Espartanos y Jorge Andrés-Cabañas para los Habana Tigers en un lapso de tiempo marcado por los ajustes atrás, que limitaron el acierto sobremanera. Con San Agustín dos puntos arriba se llegaba al descanso.

Ya en el segundo tiempo, el colegio Apostolado vivió la explosión de Arturo Garrote. El MVP de la Copa Colegial Valladolid 2016, que había estado un poco escondido en el duelo de cuartos de final, se exhibió con ocho puntos, con su defensa, con su poder reboteador y con su liderazgo. El rendimiento en pista de Arturo fue uno de los principales factores que explicaron la diferencia de tanteo en este tercer período (+5) con respecto a Apostolado y que dejaba a los Espartanos siete puntos por encima antes de los últimos ocho minutos de partido.

Y, como se preveía, la amplitud de plantilla de San Agustín, se dejó notar y el cansancio apareció en las filas de los Habana Tigers. Por ejemplo, los fallos en los tiros libres, síntoma de fatiga física y mental, mermaron las pocas opciones que los locales tenían de acercarse en el marcador. Fue en este cuarto período cuando se alcanzó la máxima renta en el electrónico (+12, 44-56) y que se mantuvo hasta el final. 

Con esta victoria, los Espartanos alcanzan su segunda final consecutiva, enlazando una trayectoria sencillamente brillante en la Copa Colegial Valladolid, ya que nunca han bajado de semifinales en sus cuatro participaciones. Por su parte, Apostolado ha vuelto a ponerse en el mapa, después de caer en cuartos el año pasado, y deja buenas sensaciones para seguir construyendo en el futuro.