En la tercera jornada de las Series Copa Colegial para los jugadores de ambos colegios, los Faraones de NILE se trasladaron hasta otro colegio madrileño en busca de su primera victoria en esta fase clasificatoria. Mientras que, por el otro lado, los Indios de Buen Consejo esperaban ansiosos en su fortín, con muchas ganas y ambición de logar el pleno de victorias en este torneo.

Durante el calentamiento, las gradas del pabellón ya contaban con bastantes aficionados, ya que además de amigos y familiares contábamos con la presencia de los equipos femeninos de los dos colegios, que se quedaron a animar a sus compañeros tras haber disputado previamente su partido.

Primer cuarto: Buen Consejo impone el ritmo desde el principio

Nada más recibir el balón en el salto inicial, los chicos del conjunto local encararon el aro y si hicieron con la primera canasta del encuentro a pocos segundos de haber empezado. Y a la intensidad inicial de Carlos Grande, autor de la primera canasta y posterior robo de balón, se unió el buen hacer de su compañero Agustín Lomba, que con un estiloso euro-step se deshizo de dos defensores.

Tras un contundente parcial de 10-0 favorable a los locales, cuando NILE se disponía a sumar por primera vez en el marcador, apareció la figura de Marcos Escobar para colocar un soberbio tapón que nos dejó a todos con la boca abierta.

Por parte de los Faraones, Javier García demostraba mucho talento en el bote y en el manejo de balón, fajándose de numerosos defensores y generando asistencias para sus compañeros. Y gracias a uno de estos pases, se inauguró el marcador visitante con un lanzamiento lejano de Rubén Zuil.

Con la intención de dificultar la ofensiva India, el entrenador de NILE plantó una correosa zona que, llena de brazos en alto, buscaba frenar y entorpecer la velocidad de los chicos de Buen Consejo. Además, Javier García seguía con su particular clinic de crossovers y asistencias, y sus compañeros no desaprovechaban las oportunidades debajo del aro, como hizo Fernando Murillo con un poderoso 2+1.

Los jugadores de Jose Luis Vállez llegaron a coger 4 rebotes ofensivos en una misma jugada, demostrando que a pesar de la temprana desventaja no iban a perderla la cara al partido, y que a ganas no les iban a ganar. Aunque de poco sirvieron esas intentonas, pues en la siguiente jugada los locales jugaron un precioso dentro-fuera, dentro-fuera que finalizaría Ángel Alonso en una física penetración. Y para colmo, al sacar NILE de fondo, este mismo le robaría la cartera al rival y anotaría de nuevo sin oposición.

Los exteriores fuenlabreños tenían destellos de gran calidad, y con velocidad y trabajadas triangulaciones consiguieron reducir la desventaja en los instantes finales del primer período; 17-6.

Segundo cuarto: un parcial bastante anotador

El segundo asalto se inauguró con un precioso eslalon de Carlos Hernando para los locales y la réplica instantánea de su contrincante Rodrigo Muñoz con un baby-hook desde su mano izquierda que arrancó aplausos y caras de sorpresa tanto en la grada como en el banquillo rival.

En estos primeros minutos, Carlos de Esteban decidió hacer uso de su tamaño y de su conocimiento del juego, adueñándose de los rebotes y apoderándose de la zona. Un dominio al que los Faraones no encontraban respuesta y que se vio recompensado con canastas muy meritorias e incluso algún 2+1.

Las imprecisiones y errores cobraron protagonismo a mediados del cuarto, y ambos equipos aumentaban velocidad y revoluciones pero sin mucho acierto. Durante todo este vendaval de sinsentidos y contraataques, vimos una de las jugadas más espectaculares del choque: Alberto Hernández se jugó el tipo defendiendo una contra para poner un asombroso tapón a un jugador local y mandar la pelota fuera del campo.

Mientras, Fernando Murillo hacía evidente su presencia en la pintura encargándose de todos los rebotes, pero también asistiendo e incluso anotando, liderando un parcial beneficioso para los visitantes que consiguió recortar la desventaja a tan solo ocho puntos. Y el parcial continuó hasta colocar el 25-20 en el electrónico y meter el miedo en el cuerpo a los Indios, pero el exceso de ganas y el hecho de acelerarse en defensa generó una antideportiva favorable a Buen Consejo que frenó de lleno el subidón de los visitantes.

Además, Miguel Mendoza logró una veloz transición para anotar una bandeja sobre la bocina del segundo cuarto, poniendo las cosas en su sitio y otorgando una ventaja de 32-20 justo antes del descanso.

Tercer cuarto: el factor de la afición, el aliciente que necesitaron los locales

Tras el paso por los vestuarios, ambos equipos salieron bastante concentrados, ofreciendo sistemas ofensivos muy vistosos y enfrentamientos muy entretenidos. Uno de los más enchufados fue Carlos Grande, que haciendo las delicias de los aficionados locales, dio un espectáculo con vertiginosas contras y numerosos crossovers que regalaban puntos fáciles a sus compañeros. Y otro protagonista fue Fernando Murillo, que no estaba dispuesto a rendirse e impuso un tutorial de movimientos al poste. ¡Qué delicia!

Durante todo este ajetreado intercambio de canastas en los que la locura y las faltas se apoderaban del partido, la grada del Buen Consejo se animaba y alentaba a sus jugadores en cada posesión. Y sin duda alguna, este impulso extra motivó a los Indios para volver a imponer una tónica dominante; pudimos ver una gran mejoría defensiva que les recompensó con bandejas a la contra.

Y en esta dinámica, fue un triple de impresionante parábola a manos de Marcos Escobar el que terminó de encender a sus seguidores y montar una auténtica fiesta en las gradas, celebrando la brecha de 20 puntos de ventaja en el marcador.

El tercer asalto se cerró con una curiosa jugada en la que Álvaro López logró taponar el coast-to-coast de Fernando Murillo mandando el balón por fuera de fondo. Pero mientras Álvaro celebraba su acción y reivindicaba su presencia en defensa, NILE sacaba de fondo y era el mismo Fernando Murillo el que anotaba un triple con nieve en la cara de su rival para quitarse la espinita de la jugada anterior y colocar el 47-32 en el marcador.

Cuarto cuarto: los últimos minutos fueron un mero trámite

El último parcial se abrió con un plástico rectificado a manos de Víctor Barrero. La profundidad de la plantilla del Buen Consejo era un plus, y esto permitió que la grada se divirtiese en todo momento porque estos chicos tenían baloncesto para rato. En el otro lado, Fernando Murillo se las cocinaba él solo, y sin que le desmotivase la desventaja tiró de su libro de recursos para anotar de todas las formas imaginables. La verdad es que su actuación fue ejemplar.

Una jornada más, Ruben Zuil, el joven cadete de los Faraones, dejaba destellos de calidad con estilizados movimientos, pero a Buen Consejo no le costaba ningún esfuerzo robar y correr. Y eso, sumado al hecho de que con tanta sustitución sus jugadores siempre estaban frescos, se pudieron permitir ir a tope en cada posesión.

En los instantes finales del cruce, César Melcon puso la guinda con dos canastas seguidas de mucho fundamento: finta hacia un lado, finta hacia el otro, pivotar sobre un pie y dejarla suave contra el tablero con el defensor a por uvas. Sus compañeros del banquillo enloquecieron con su show. Y por último, quién si no, Fernando Murillo cerró el encuentro con otro meritorio 2+1, y aunque no se pueda decir que no lo intentó, tan solo logró reducir la desventaja al resultado final de 60-41.