Ni el estruendo de los aplaudidores, ni las risas de los más jóvenes, ni tambores ni trompetas. En el NIDO de las flamencas se respiraba frío a las cinco y media de la tarde del viernes. ¿Dónde estaba todo el público que nos acompañaba? ¿Dónde se había quedado el calor de nuestra gente? Lo más probable es que si los cuatro gatos, afortunados que pudieron pasar a disfrutar del partido en vivo, echaron un vistazo a las afueras del pabellón, pensasen que todo se había quedado en esos ojos agudizados de los cuatro padres malamente apretados. Bien arrimados a la puerta metálica, luchaban contra el frío y su capacidad visual por ver jugar a sus hijas, por captar, y capturar, aunque sólo fuera un matiz de aquella magia y luz en el corazón del NIDO eterno.

Mas, a pesar de la aparente frialdad, una tarde de Copa Colegial nunca es una tarde cualquiera. Siempre hay algo más, porque no se trata de un partido más. Hay una ilusión verdadera, un colegio, un corazón detrás; un mosquetero, un flamenco. Un mosquetero que ha desenvainado su sable y un flamenco que mira con envidia las medias rosa chillón de sus chicas, deseando unas, pues suponen un auténtico festín para su vista. Y el festival no tardará en empezar cuando Leyre Arias (coordinadora de las extraescolares del Corazón Inmaculado y legendaria entrenadora, amada por muchos… odiada por otros tantos; como le suele pasar a todo ser legendario) agarra con saña los altavoces y comienza a retumbar el eco de Camela en todos los rincones de su querido NIDO. El ritmo para el partido está más que servido. Leyre también coge el micro y se viene arriba en las presentaciones. Algún que otro guiño, mucha vergüenza y, cómo no, nunca falta aquella a la que le puede el ansia y se precipita de cabeza a la cancha al pronunciarse un nombre que no coincide en ninguna letra con el suyo. Pero, en fin, esta es la manera de ser, de vivir, la alegría y desparpajo de las que van a jugar la Copa Colegial, que nos invita a soñar, en la victoria, y en la derrota.

Después del saludo conjunto, respetando las distancias de seguridad, las jugadoras van a sus respectivos banquillos para escuchar atentas las últimas indicaciones de sus líderes. Bien es verdad que alguna flamenca anda más pendiente de la cámara que de las sabias palabras del técnico Javier Estrada (impecable historial en el “Chusma”). Pero suena el silbato ya, ¡no hay tiempo para parlotear más! ¡Vamos a jugar! ¡Volvemos al patio!

Abordan la pista los alucinantes quintetos iniciales:

MONTPELLIER: Candela Guijarro Valenzuela #5, Miriam Martínez #6, Ainhoa Rivero Carballo #12, Adriana Abizanda #14 y Alejandra Mendoza #15.

COIN: Marta Agudo Muñoz #9, Ángela Sacó Martín #11, Elena Cabello Briones #23, Irene Reguilón Rodrigo #28 y la capitana Pilar Martínez Garrido #32.

En las filas de Montpellier destacamos dos jugadoras traídas del mítico Distrito Olímpico. Se trata ni más ni menos que de Miriam Martínez y Ainhoa Rivero Carballo, quienes sin duda estarán destinadas a tomar las riendas de su equipo en los momentos delicados.

Y, sin más dilaciones, vayamos al juego:

Primer cuarto; para olvidar, salvo por un par de detalles

El primer cuarto en general nos trae un devenir de robos tras fallos no forzados, tropiezos contraatacando, tablerazos, tapones, malas decisiones, mandarinas, globos que son agua, balones huidizos, dobles y todo tipo de castañazos que quepan en el imaginario. Centenares de infracciones en un comenzar que no concuerda lo más mínimo con el nivel baloncestístico de ninguno de los dos equipos y que deja caras estupefactas en los banquillos. O lo que es lo mismo, un inicio de maraña de nervios.

Será el triple de la mosquetera Alejandra Mendoza el que abra la lata de los puntos. Mas aún tardarán un poquito en llegar más tantos. Los siguientes serán un espectacular 2+1 de la atrevida jugona Miriam Martínez, que hará deslizar el balón por su espalda para sortear todo tipo de oposición y anotar bajo personal.

La presión de COIN está siendo un tanto atolondrada, descoordinada y de libre improvisación. Y MONTPELLIER está sabiendo sacar provecho de ello con un, aún, regular juego. Consiguiendo abrir brecha en el luminoso destartalando una muy mala defensa de las flamencas. La presión con Miriam abajo (zona-press) de MONTPELLIER no es que esté siendo muy agobiante, sin embargo, a las locales les está costando muchísimo encontrar los huecos. Todo son muros, todo son tropiezos. Elena Cabello se ganará un par de tiritos libres en una acción individual, que fallará, pero, aunque los hubiera metido, da igual, pues estas acciones nunca son el camino a la remontada. Sí, ya hablamos de remontar, las flamencas van a tener que ir a contracorriente contra las mosqueteras desde el primer cuarto.

Cambian a Marta Agudo, que no acaba de sintonizar con sus compañeras ni de saber desempeñar el papel que le reservó Estrada para el partido.

Tiempo muerto local. Estrada clavando en Teresa su profunda mirada: “Quiero que juegues, te he traído para que juegues, quiero que vayas al aro, ¡ve al aro!”

Y Teresa sale y va al aro; sin demasiado acierto de momento. Un aro que seguidamente escupirá con descaro el que hubiera sido un triplazo de Elena. ¡Ahora se le escapa a Carlota Eguilior un balón claramente suyo! ¡No puede ser! Rueda fuera de banda y al tiempo rueda dentro una botella arrojada desde el banquillo causa de la desesperación.

Pero jamás hay que desesperar. Llegará Teresa para anotar bajo aro los dos primeros tantos para su colegio (parecía que iba a meterla para abajo con su metro ochenta de estatura y poderosa envergadura). Dos puntitos que animan, pero no cambian mucho la realidad a la que se enfrentan las flamencas. Y abrir su marcador ha inspirado lo esperado a sus compañeras.

Otro tiempo muerto. Estrada, dirigiéndose a todas: “Quiero intensidad, pero con orden. Quiero intensidad, pero con orden (insiste Javier). Vamos 10 a 2 perdiendo, pues creo que hemos hecho dos tiros decentes. ¡No quiero que nos cojan ni un rebote más!”

2-10 mandan las visitantes.

Segundo cuarto; la cosa mejora por ratos

MONTPELLIER se mantiene con la firmeza ganada en la última recta del primer asalto. La flamenca Marta sale mejor, conectando increíblemente bien con Carlota Eguilior en una puerta atrás. A pesar de estas esporádicas conexiones, prácticamente todos los balones que se pasan las de COIN los están tocando los afilados sables de D'Artacán y compañía. Su juego es muy complicado, todo muy difícil, muy embarrullado; mientras las mosqueteras tienen una idea concreta de movimiento exterior y de juego.

Buen tirito ahora de Irene Reguilón, maravilloso. Y es que parece que justo ahora COIN ha encontrado la manera de desatascar el partido con balones interiores a sus jugadoras más altas, como Pilar Martínez, la que sacará faltas y lanzamientos limpísimos desde el libre. Han sido dos tiros libres tan exquisitos que realmente da la impresión de que no quiera ni rozar el aro del aprecio que le tenga.

Marta Domínguez, entrenadora de MONTPELLIER, pide más. Estrada también pide más, y “más abajo”, pues sus chicas llegan tarde a todos los saltos en la zona 3-2. Y luego tienen un serio problema en los rebotes.

MONTEPELLIER también está corriendo mejor y por ello sale a pista Ángela Sacó, con la palabra “GARRA” en la frente grabada. Dispuesta a cortar con su intensidad la sangría, dará oportunidades a sus compañeras de anotar con acciones defensivas que luego no se reflejan en las estadísticas, pero que son las que más valen. Acciones que fuerzan errores y abren el espacio al contragolpe.

COIN ha encontrado la garra, pero no la calma, y sin calma y seguridad en la pintura van regalando balones que las castigan e irán, sin que apenas se den cuenta, mermando sus esperanzas, y condenando, en un partido que no se va a ir a una alta anotación.

Las mosqueteras van con mucha más fuerza a por los balones en disputa. En cambio, esta fuerza en COIN aparece tan sólo a tímidas ráfagas. Aparte, la totalidad de los balones que roba COIN para subir al contraataque salen a trompicones, más conducidos por las rodillas que con las manos.

Al descanso Estrada se las lleva a las escaleras. Vuelve a sonar Camela.

Tercer cuarto, espejismos de ilusión rosada

COIN sale francamente bien y anota dos canastas seguidas muy bonitas, y casi una tercera, que se sale de dentro y casi hará que al ayudante Luis Andrade se le salgan de las cuencas los ojos. Además, muy a su pesar MONTPELLIER responde empatando el parcial (4-4) después de anotar, robar tras un desafortunado saque y volver a anotar. Algo que no viene a mostrar otra cosa que la irregularidad de las flamencas, capaces de enloquecer y enrabietar a sus seguidores en menos de dos segundos.

La mosquetera Miriam va a seguir aumentando la ventaja para su bandera. Apunta, fija, dispara de tres cuando se cansa de jugar por dentro… por momentos es como si fuera implacable. Una jugadora estupenda, muy completa.

La flamenca Elena responde y da aire encasquetando un triple desde el lejano 45° de Diego Lafont, el flamenco. El repentino éxtasis levanta al banquillo. Y antes de que se vuelvan a sentar se levantan de nuevo desde su semisentadilla para aplaudir el jugadón de Marta a lo Lukita: reverso en la línea de tres y bombita desde el libre. Y seguimos con un coast to coast de Elena con regatillo al árbitro incluido. Pobre árbitro mal situado que a duras penas intentó violar las leyes de la física para hacerse desaparecer a sí mismo sin conseguirlo. ¡No importó! Pues su cuerpo no impidió un canastón alucinante; es más, ¡lo hizo posible!

Cuarto cuarto; pero las mosqueteras son mejores

A pesar de todo, la ventaja de las visitantes sigue siendo considerable y su entrenadora Marta aplaude una tras otra las defensas que la mantienen y que sabe le darán la victoria final.

Estrada se ha quedado sin gesticulaciones nuevas que ofrecernos. El elegante y sencillo entrenador ya las ha agotado todas con un nuevo recital de pifias y desaciertos de su equipo. Encima realiza un cambio total de quinteto que no dará resultado.

Asistimos a un final de partido cómodo para MONTPELLIER. Aunque la luchadora Ángela Sacó no quiere que así sea y sigue guerreando hasta el último aliento. No rendirse cuando todo está perdido también tiene sentido.

Derrota de las flamencas por 17 puntos. MONTPELLIER no ha podido obtener tanta ventaja como en su primer encuentro contra Alkor. No pasa nada, les ha bastado para ganar sin complicarse más de la cuenta. La Copa sigue para ellas y, pasmosamente, lo celebran bailando con sus rivales las flamencas.

Pero, ¿qué pasa? ¿De dónde sale tanto jolgorio? Lo que ocurre es que es el cumpleaños del entrenador de COIN y por esto están tan jubilosas. Se lo felicitan con tarta y bengalas. Tanto que Estrada, ya relajado y habiendo abandonado sus gesticulaciones y su lado más “ogro”, se transforma de repente en un alegre saltimbanqui. Que, olvidándose casi de que es Javier Estrada, lozano se introduce desinhibido en mitad del corro de sus chicas, quienes le bailan la “Gran Noche” de Rafael. ¡Las elásticas y desatadas caderas de Diego Lafont de improviso cobran vida propia! Hasta tal punto que no encuentra pareja que le siga tales bamboleos. No hay lugar para mayor gozo en el que parecía que iba a ser un NIDO vacío. Está a rebosar, no cabe más.

¿El último baile? No, seguirá la noche y seguirá el baile, porque la Copa sigue y volverán las flamencas… y los flamencos.

Siempre vuelven.