Bienvenidos a uno de los numerosos partidos de esta jornada inaugural que traía sensaciones y expectativas candentes desde muchos meses atrás. Volvía la oportunidad de representar a tu colegio en la Copa Colegial y, con ello, volvió una nueva imagen de la competición adaptada a una nueva normalidad en la que, lo único diferente a otras ediciones, era la ausencia de los aficionados: una excelente seguridad y detallados protocolos brindados por el colegio local, instalaciones adaptadas y trabajadas para el distanciamiento social, y más protagonismo para el sonido del balón contra el suelo y los gritos de las propias jugadoras.

Con una sensación de que el pabellón del Colegio Recuerdo era más grande de lo habitual, ambas plantillas comenzaron a calentar bajo los sonidos del himno de la copa, con una gran disparidad a la hora de la confección de sus plantillas; las locales disponían de 15 jugadoras para darlo todo, mientras que las Centauros se presentaban a domicilio con tan solo 9 luchadoras dispuestas a dar la campanada.

Pudimos presenciar un encuentro en el que la pelea en el marcador no duró más allá del primer cuarto y en el cual la superioridad física de las pocas jugadoras de Manyanet marcaron una dinámica sofocante, que sorprendentemente, las locales no fueron capaces de aguantar. Guiadas por la polivalencia y el liderazgo de Natalia Figueroa, quien jugando al tran-tran se adueñó del partido y aportaba a su equipo lo que fuese que necesitase en cada momento concreto, las Centauros no levantaron el pie del acelerador y dieron todo un clinic de esfuerzo defensivo y presión al bote incluso cuando ya iban doblando a las locales en el electrónico. Las Napoleonas, que tenían a priori una gran amenaza en el perímetro y tenían la ventaja de ser locales y gozar de una plantilla más larga, no supieron encontrar puntos en un partido nefasto de cara al aro y terminaron pagando muy caro esta falta de acierto.

Primer cuarto: un primer asalto muy anotador y frenético evidencian las ganas acumuladas

Las jugadoras visitantes salieron con una marcha más desde el silbato inicial, muy veloces y aportando sensaciones de tener un físico mucho más desarrollado que sus rivales. Sherezade Blázquez fue quien abrió la lata de este primer partido de baloncesto colegial, y no pudo ser de otra manera que con un contundente 2+1 a la contra absorbiendo el contacto y anotando a pesar de que su cuerpo terminó fuera de la pista debido a la dureza de la falta. La asistencia de campo a campo que permitió esta acción venía de la gran visión de juego que caracteriza a Natalia Figueroa, omnipresente y trabajadora desde que el balón se lanzó al aire.

Las chicas de Padre Manyanet se colocaron en una defensa individual tan bien espaciada que parecía una enrevesada zona 2-3, con unas rotaciones excelentes entre las que parecía imposible trazar un solo hueco. Lo que veníamos comentando, se apreciaba una gran superioridad física, tanto en velocidad como en estatura y en envergadura.

La primera canasta de las Napoleonas fue un delicado ganchito con la mano izquierda de Paz Romero, y esta precedió a unos minutos de mucha incertidumbre, poca fluidez, intercambio de robos y multitud de rebotes ofensivos mediante los que nadie conseguía anotar. Volvían los nervios y el caos típicos de las primeras rondas de esta competición.

Natalia Figueroa estaba en todos lados y tocaba todos los balones, tanto los que le pasaban cerca como los que no, y mientras ella se encargaba de la defensa, sus compañeras Valentina Rábago y Amanda Gutiérrez combinaban con un precioso tuya-mía para que Amanda solventase en la pintura. Ya a mediados de cuarto, vistas las embestidas iniciales, Natalia Figueroa decidió intentar su primer lanzamiento a canasta tras llevar varios minutos centrada en involucrar a sus compañeras para que todas se contagiasen del ritmo inicial; y llegaron así sus tres primeros puntos con un triple liberado desde la esquina tras un extra-pass.

Las visitantes abrían una pequeña brecha de 4-11 y obligaban a las chicas del Colegio Recuerdo a pedir un tiempo muerto que les vino que ni pintado, ya que gracias a la pizarra de su cuerpo técnico elaboraron una jugada de gran verticalidad generada por un estiloso crossover por la espalda de Iciar de Echánove para una posterior asistencia a la zona a su compañera Rocío Guerra.

El equipo local estaba permitiendo infinidad de segundas oportunidades, y era cuestión de tiempo que Padre Manyanet materializase esos puntos fáciles debajo del aro rival: Sherezade Blázquez capturó dos ofensivos en la misma jugada hasta que pudo plantar bien sus dos pies, levantarse por encima de todas las presentes y sumar de nuevo más el tiro adicional; qué poderío y autoridad. De hecho, tras esta acción las locales metieron en pista a Aitana Jover, la jugadora más alta de ambas plantillas para intentar frenar esta dinámica.

En una jugada completamente caótica y sin intención alguna, María Romero encontró fortuna a pesar de la falta personal, y automáticamente aplicaron una presión a todo el campo con traps al bote para ver si podían remontar en los siguientes minutos y no irse descolgadas en el marcador ya desde tan pronto; llevaban muchos minutos haciendo la goma e intercambiando canastas, pero las visitantes siempre se mantenían por encima: 11-18.

Segundo cuarto: las visitantes se aprovechan del inesperado desacierto de las Napoleonas

Ya a estas alturas llegaban los 10 puntos de ventaja con el sello de Paula Lozano y uno de sus triples de preciosa parábola que arrancaron los gritos de admiración de todas sus compañeras. Recuerdo elaboraba buenas jugadas tras bote y con mucha paciencia, y conseguía robos con una defensa de gran intensidad, pero les faltaban puntos.

Mientras, a las chicas de Manyanet no les costaba anotar y Amanda Gutiérrez percutía con solvencia en la zona tras llegar de última jugadora en un movimiento de tráiler de manual. El entrenador visitante, Antonio Marín, comenzó a alentar a sus jugadoras con el grito de “no rompen”, y estas se lo tomaron al pie de la letra y le regalaron la vista con una tremenda defensa con una solidez impresionante en la que efectivamente, las Napoleonas no rompían.

El tanteo ya lucía 11-25 y el cuerpo técnico del colegio de Duque de Pastrana pedía otro tiempo muerto que les permitiese evaluar la situación y ver cómo podían volver a entrar a un partido que ya se les escapaba de las manos. Pero tras este tiempo muerto las visitantes volvieron a introducir a Natalia Figueroa en la pista, y en las siguientes jugadas Natalia atrajo toda la atención de las defensoras y generó multitud de puntos con inteligentes asistencias. Quedaban menos de 3’ de cuarto y Recuerdo no había conseguido modificar su tanteo inicial del periodo, ni siquiera sumando con las oportunidades que tuvo desde el 4,60.

Noelia de la Torre nos deleitó con una canasta de muchísimo mérito de base de la vieja escuela: bote en velocidad hacia la derecha, enfilar con verticalidad el aro, aprovechar su desventaja en altura para girar como una peonza y subir una bandejita a tabla al más puro estilo Tony Parker. ¡Qué fundamentos! Por parte de las locales, un tímido tiro de media distancia a manos de Ileana Ríos y una buena defensa no fueron suficientes para ver cómo la desventaja se iba prácticamente hasta las dos decenas. Es que no metían un tiro de los que intentaban…

Ambos conjuntos intercambiaron un par de tiempos muertos estratégicos, unos con las intenciones de romper por definitiva el encuentro, y otros con la idea de agarrarse a un clavo ardiendo, pero ni para unos ni para otros el minuto final del cuarto no tuvo incidencia en el tanteo del marcador: 15-31.

Tercer cuarto: un período competido y de poca anotación no les sirve a las locales

Durante el paso por los vestuarios entraron los equipos masculinos a las gradas del espacioso pabellón del Colegio Recuerdo, convirtiéndose en unos aficionados de lujo que tuvieron el privilegio de poder presenciar la segunda mitad de este encuentro que se tuvo que seguir a través de un streaming en directo. Con la presencia de estos compañeros subieron los decibelios y se empezaban a oír los primeros cánticos y señales de apoyo de los Napoleones, que sabían que las chicas lo tenían difícil e iban a necesitar mucho ánimo para remontar.

Rocío Guerra destapó el período tras haberse adueñado de varios palmeos ofensivos, y según las Centauros sacaban de fondo, las visitantes robaban el pase para que Aitana Jover se luciese con un delicado tiro de 6m para salir a por todas y presentarse a la segunda mitad con un rápido y positivo parcial inicial. De hecho, las jugadoras locales cogieron 7 u 8 rebotes ofensivos en los tres primeros minutos, y se veían muy fuertes y motivadas bajo los aplausos de sus compañeros en las gradas; pero no convertían estas oportunidades en puntos…

Por parte de las chicas de Padre Manyanet, Natalia Figueroa decidió asumir galones de nuevo y dejó muy claro que ese ataque se lo iba a jugar ella: pidió bloqueo en 45º, se va de su par por velocidad, reverso hacia el lado exterior, se cuadra con elegante coordinación y anota la bandeja con el contacto de la defensora que había salido a la ayuda. Claramente muy superior a todas las otras jugadoras sobre la pista.

Las Centauros se vuelven a poner a quince y el cuerpo técnico local decide poner una zona 2-3 para intentar dinamitar la fluidez anotadora de las visitantes, pero según se cuadran en estático les llega una daga con la firma de Natalia Figueroa, esta vez con mucha clase y desde el perímetro cayendo con nieve. Natalia parecía ir a medio gas y aun así su equipo ya doblaba en el marcador.

Las jugadoras entrenadas por Estefanía Delgado subieron líneas y combinaban la zona con presión a todo el campo con 2x1 en pista contraria intentando cambiar el ritmo y precipitando errores rivales que les permitiesen recortar distancias en el marcador, pero la plantilla del colegio Padre Manyanet tiene unas grandes cualidades atléticas y se plantaban en la zona rival con tremenda facilidad y verticalidad, esquivando los impotentes traps defensivos.

El multitudinario banquillo local cantaba, aplaudía, animaba y hacía mucho ruido para intentar automotivarse, pero la diferencia seguía por encima de los quince puntos y ya tan solo quedaba un asalto: 22-40.

Cuarto cuarto: Noelia de la Torre se encarga de cerrar el partido con solvencia

Cuando el balón se puso en juego, el partido ya estaba completamente roto y los presentes sabíamos que estábamos ante un mero trámite y que era cuestión de que los ocho minutos se fueran diluyendo en el electrónico. Además, las visitantes cada vez conseguían robar más balones y generar contras sin oposición. Lo que faltaba...

Recuerdo volvió a colocarse en zona 2-3 pero esto tan solo hizo que el encuentro se trabase aún más y estos minutos fuesen especialmente espesos y que poco fueran a decidir, para ninguno de los lados. En este último cuarto la batuta visitante la llevaron Valentina Rábago y Noelia de la Torre, y la contundencia anotadora de esta última eclipsó por completo a un trabajado and one de María del Pilar Prado que ponía fin a una gran sequía ofensiva de las Napoleonas.

Una pena no haber conseguido las estadísticas del encuentro, porque sería interesante saber la cantidad de robos de balón a manos de Natalia Figueroa, quien prácticamente se fue hasta el doble doble con deflections e intercepciones.

A pesar de los 7 puntos de Noelia de la Torre y de otro lanzamiento lejano de Aitana Jover (quien logró varios similares a lo largo del partido a pesar de no conseguir continuidad en la anotación), este cuarto vino marcado por las faltas personales y los bajos porcentajes de acierto, conduciendo así al contundente resultado final de 26-52.

Sin poder darse la mano y felicitarse de una forma un poco más personal y cercana, ambos equipos se alinearon en sus respectivos campos tras el pitido final para aplaudirse y reconocerse los méritos y esfuerzos en una despedida muy Covid-friendly. Qué momento tan bonito e importante para la Copa Colegial, y qué alegría que haya vuelto el baloncesto a nuestros colegios.