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12 de Marzo de 2021. Colegio Nuestra Señora Del Recuerdo
Segunda Ronda Masculino
Crónica: Nicolás Araujo Cortés
Fotos: Bea García Abajo
14 Marzo, 2021
Una vez desalojado, recogido, limpiado y desinfectado todo lo perteneciente al partido femenino se procedió con los preliminares para este segundo choque de nuestra esperada tarde de baloncesto colegial. En la batalla anterior las Centauros de Manyanet habían conseguido liquidar a las locales con solvencia, y los chicos del Colegio Recuerdo habían tenido que presenciarlo desde la grada, por lo que ya llegaban al pitido inicial con una espinita clavada y un objetivo entre ceja y ceja: que los Napoleones tuviesen representación en la siguiente fase de la Copa Colegial.
Ya en las ruedas de calentamiento se podía apreciar una gran diferencia de estatura entre ambos conjuntos, con los locales gozando de más de seis jugadores por encima del 1,80m mientras que los Centauros no tenían ni un solo jugador interior disponible en sus filas. Repetimos, ni uno.
Pudimos presenciar un encuentro decantado desde los primeros cuatro minutos, en los que se evidenció la dependencia que tenían los visitantes del acierto de Javier Marín, mientras que los chicos de Recuerdo supieron combinar todo tipo de jugadas colectivas con las individualidades en la pintura gracias a la tremenda superioridad física de sus pívots. El partido fue entretenido en cuanto a que ambos colegios pudieron volver a las pistas y compartir un buen rato de deportividad y compañerismo, pero realmente hubo un solo equipo sobre la pista, con unos jugadores de Padre Manyanet que se despidieron de la competición con la sensación de que no solo no llegaron ni a demostrar quiénes son, sino que además les tocó contra un equipo de Recuerdo que, sin darse cuenta, presentaba una solidez y contundencia digna de un equipo candidato al estandarte.
Primer cuarto: el poco acierto de Marín y el dominio de los locales en la zona decantan la balanza
El cuerpo técnico de los visitantes tomó la decisión de salir en una zona 2-3 de inicio, propuesta muy atrevida con las intenciones de trabar y molestar la ofensiva Napoleona desde el inicio para compensar así la posible desventaja existente tanto en altura como en potencial anotador.
Carlos Mijangos fue el encargado de abrir la lata con una penetración vertical tras buscarse un hueco entre la enmarañada defensa Centaura, mientras que los tres primeros ataques de los visitantes fueron tres lanzamientos desde más allá del arco a manos de Javier Marín; quien no vio aro en ninguno de los intentos, pero que con su elegante mecánica dejaba entrever que estaba acostumbrado a asumir el peso en ataque y que podría entrar en combustión en cualquier momento.
La primera canasta de Manyanet llegó a manos de Juan González, quien se sacrificó con un inteligente corte sin balón y finalizaba contra tablero tras la recompensa a su esfuerzo en forma de asistencia de su compañero el base. Pero ni si quiera unos segundos tardó en llegar la réplica, y en la primera jugada en la que José María Sánchez entraba a pista, este ya dejaba su huella con un poderoso 2+1. De hecho, la presencia de “Pepe” no solo era solo en el aro rival, donde claramente se había adueñado de la pintura, sino que en las filas defensivas también colocó un soberbio pincho de merluza que generó un contraataque que también se encargó él mismo de finiquitar. Tremendo poderío del pívot local.
Javier Marín seguía desacertado desde 6,25 y decidió probar con una penetración de mucha determinación para soltarla debajo del aro y rascar dos puntos más que necesarios para un equipo que empezaba a notar la ausencia de opciones en ataque. De hecho, el ritmo del partido era vertiginoso, con contras de ida y vuelta a toda velocidad, pero en las que solo uno de los conjuntos conseguía materializar.
Jose María Sánchez era el amo y señor de la zona, y él era la principal razón de que los Napoleones ya gozasen de una renta de 10 puntos ante unos Centauros que no tenían respuesta para la diferencia de centímetros en la zona restringida. Además, gracias a un triple que cayó con nieve (eso sí, al tercer intento) con la firma de Diego Cendón, los locales se hincharon de confianza y se atrevieron a probar con elaboradas y generosas combinaciones que enloquecían a la defensa de Manyanet: 18-4.
Segundo cuarto: la maquinaria de Recuerdo ya funciona por pura inercia
El segundo asalto comenzó sin claro dominador, destacando la falta de fluidez por parte de ambos conjuntos en los instantes iniciales. A pesar de esto, los Napoleones seguían sumando puntos “tontos” en la zona, ya fuese con rebotes ofensivos, por tiros libres, o con golpes de suerte producidos por los missmatches y la diferencia de centímetros. Resulta que ya estaban 20 arriba sin ni siquiera dar esa sensación de estar dominando de una manera tan apabullante.
Un triple esquinero con el sello de Adolfo Menéndez servía como guinda para terminar de animar a los compañeros de su banquillo, que se levantan y enloquecen haciendo tanto ruido que ahora los visitantes tendrían que jugar con esa sonora presión añadida en su contra. Esta presión extra no tardó en hacerse notar y los chicos entrenados por Mayke Godín perdieron la bola en el saque de fondo instantes después de haber encajado una canasta y permitiendo así que Ignacio Pereña volviese a comerse a su par, le empujase dentro de la zona, se lo quitase de encima y la dejase suave contra el cristal para anotar 4 puntos en cuestión de pocos segundos.
En una deliciosa jugada de pizarra en un saque de fondo ofensivo, Javier Ortiz regaló la asistencia a su compañero Carlos Mijangos para que este hiciese las delicias de los presentes ante una defensa Centaura más dormida que despierta. Empezaban a pesar mucho esos 20 puntos de desventaja, y los de Padre Manyanet parecían haber asumido su inferioridad tanto en ataque como en defensa.
Los visitantes no conseguían sumar en el marcador ni en jugadas en las que lograban apoderarse de hasta 2 y 3 rebotes ofensivos, negados de cara al aro, mientras que el Colegio Recuerdo parecía una máquina perfectamente engrasada en la que cada jugador era una pieza que funcionaba a la perfección, y todo el mundo tenía opciones de anotar en ese sistema. Llegamos al descanso con dos tiros libres sobre la bocina a manos de Javier Marín, pero esos tímidos tiros libres fueron toda la anotación que habían visto los Centauros en los ocho minutos del segundo cuarto: 33-7.
Tercer cuarto: tremendo despliegue ofensivo de los Napoleones
En la primera jugada volvieron a hacerse notar los centímetros y el tamaño de José María Sánchez, en la que Pepe se las apañó para ganar el rebote ofensivo contra tres rivales y volar sin oposición para dar la sensación de ser un auténtico gigante jugando contra infantiles…
Por parte de los visitantes, en la pista se veía buena comunicación, los jugadores no se desesperaban ni recriminaban nada, y el cuerpo técnico y los compañeros del banquillo estaban muy metidos y animando a los jugadores en pista, pero el electrónico lucía -30 y la explicación era sencilla de asumir por parte de todos los presentes: el Colegio Recuerdo era una plantilla claramente superior.
A mitad de cuarto pudimos presenciar una de las jugadas que más llamaron la atención y que es una muestra de hacia dónde evoluciona el baloncesto actual: Diego Cendón subía la bola con buen ritmo, llega a campo contrario sin oposición, se para en 6,25 para ver si algún compañero le acompaña en su cruzada, y tras observar que nadie ofrecía cortes ni soluciones se levanta desde el perímetro, porque sí, y otro triple a la cazuela. Treinta y cinco arriba para Recuerdo.
El conjunto blanquiazul estaba dando un clinic de juego coral en el que todos sumaban y contribuían con canastas de todo tipo, mientras que los de Alcobendas no conseguían enhebrar un solo lanzamiento y eran meros espectadores del show Napoleón. De hecho, los locales ya habían roto la barrera de los 40 puntos y a pesar de ello seguían presionando a toda pista y robando balones impidiendo que los visitantes levantasen un solo lanzamiento hacia el aro durante muchos minutos consecutivos.
La tercera manga llegó a su fin con un talentoso movimiento individual de Javier Marín, quien por lo menos pudo dejar muestra de su calidad: isolation move en el que todo el pabellón se queda expectante de qué va a hacer contra su par, le rebosa por velocidad y ve por el rabillo del ojo cómo le viene por detrás, Javier se frena en seco en una baldosa y deja que su defensor vuele por los aires para anotar un meritorio tiro de media al más puro estilo KD. Era la primera canasta en juego del equipo de Manyanet desde comienzos del primer cuarto. Casi nada… 51-10.
Cuarto cuarto: Recuerdo presenta su candidatura en un partido que Manyanet no querrá ni recordar
Los locales estaban enchufadísimos desde el triple, habiendo convertido cuatro de sus últimos seis intentos, pero también seguían bregando y convirtiendo puntos trabajados debajo del aro y presionando full-court con traps que interceptaban cualquier bote de los bases del equipo Centauro. Era la definición de dominar un encuentro en todos los sentidos y apartados.
En repetidas ocasiones, a los jugadores entrenados por Mayke Godín no les duraba el balón ni el saque de fondo, y Juan Manuel Calvo se hizo de oro con robos del primer pase a lo Pabro Prigioni. Con una de estas acciones tan pillas, Pablo logró poner a su equipo con una ventaja de media centena. Sí, habéis leído bien, una diferencia de 50 puntos en cuartos de ocho minutos.
El equipo de Padre Manyanet no conseguía sumar ni los tiros libres, llegando a errar hasta cinco lanzamientos consecutivos que les habrían ayudado a maquillar mínimamente el marcador, pero se les había ido todo el acierto en el partido de las chicas. Y para colmo, Recuerdo volvió a meter en pista a José María Sánchez, que con varias canastas consecutivas les recordaba a sus rivales que podría haber anotado en cada posesión del partido si es que le hubiese dado por intentarlo.
Las últimas acciones del partido fueron favorables a los visitantes, y aunque no levantaron muchos aplausos ni señales de júbilo (comprensible a estas alturas), pudimos presenciar un parcial constituido por un tiro libre de Gabriel Cañamares, un tapón con grandes muestras de orgullo con la firma de Alejandro Soria (para resarcirse tras haber perdido el balón en el bote) y un triple prácticamente sobre la bocina a manos de Gonzalo Abad. Despedimos este doblete entre el Colegio Recuerdo y colegio Padre Manyanet con un aplastante 64-14.
Redacción. Hace 2 meses
Redacción. Hace 2 meses
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