Era uno de los partidos más esperados de estos cuartos de final de la Copa Colegial Sevilla. Ambos equipos debutaban en este esperado encuentro en un choque que bien podría ser de una final. El vigente campeón visitaba a un Tabladilla que quería volver a repetir la hazaña de hace 3 años, aunque con mejor suerte.

La igualdad y las ganas de hacer un buen papel en el debut por parte de ambos equipos se podían palpar en el ambiente en el primer cuarto. El San Isidoro no quería especular con el partido y se fue al ataque con rapidez tirando de un Jorge Rivera López que fue el encargado de manejar los tiempos y decidir la jugada.

El dominio y el buen juego de San Isidoro en los primeros minutos del primer cuarto iba a ser contrarrestado con un gran juego en fase defensiva por parte de un Tabladilla muy arropado por su afición. Con el paso de los minutos, Tabladilla iba a hacerse fuerte y empezar a recortar distancia en el marcador gracias a un gran -en todos los sentidos de la palabra- Javier Candilejo Ejea, que se hizo inmenso bajo el aro de San Isidoro y fue, además del principal argumento defensivo y ofensivo de Tabladilla, el mejor jugador del primer cuarto.

El mejor baloncesto de todo el choque llegó en el segundo cuarto. Tabladilla, que acabó el primer cuarto cayendo por la mínima, iba a hacerse aún más fuerte bajo los aros ante un San Isidoro que jugaba más con el corazón que con la cabeza y que permitía al cuadro local ser mucho más cautos y más precisos a la hora de circular el balón.

Las tornas cambiaron en el final del segundo cuarto. El Tabladilla se marchó con una ligera ventaja al descanso a pesar de no haber participado mucho Candilejo. El comienzo del tercer cuarto en el Colegio de Fomento Tabladilla iba a ser la lucha frente a frente de los dos mejores jugadores del partido: Candilejo frente a Rivera.

La igualdad de era la sensación predominante en un tercer cuarto que iba a ser de los más entretenidos de la Copa Colegial: defensas muy sólidas, juego vertiginoso en ataque y, sobre todo, un ‘aura’ que denotaba el gran papel que querían hacer ambos equipos en un torneo del que ya han podido disfrutar. En los últimos minutos, San Isidoro dio un paso adelante hacia la victoria tras ponerse 22-25 para encarar con más tranquilidad el último cuarto.

El último cuarto se presentaba algo más que interesante. Los 3 puntos de ventaja con los que contaba San Isidoro no le aseguraban la victoria ante un Tabladilla que quería el pase a las semis y que lo iba a buscar con todas sus fuerzas. La vuelta al campo de Jorge Rivera, que iba a encontrar a Pablo Macua Monclova como su mejor aliado para dirigir al conjunto de Hércules en ataque, le dio más protagonismo y algo más de control al San Isidoro.

Lejos quedó ese San Isidoro que quería salir como elefantes en una cacharrería en busca del aro del Tabladilla. Ahora, con el luminoso a su favor, buscó agotar su posesión y sin arriesgarla en demasía para que el cronómetro corriera todo lo posible. Pero el Tabladilla no estaba sólo, ni mucho menos. En la grada, muchos aficionados espoleaban a los ‘naranjas’ e intentaron dar ese empujón necesario bajo los aros para no ampliar más la desventaja y si reducirla, pero las cosas ya no salían como si lo hicieron en el primer y segundo cuarto.

En los últimos compases, en los que ya el cansancio no dejó ver un baloncesto igualado y continuo, Manuel Andrés Monterrubio -jugador Wibo del Tabladilla- fue el que tiró del carro de un equipo que notó el esfuerzo de los primeros cuartos y que poco pudo hacer ante las idas y venidas de un San Isidro comandado por un Pablo Ibáñez, que fue el jugador Wibo del San Isidoro.

El cansancio, sobre todo, pasó factura a un Tabladilla que plantó cara hasta el final gracias al apoyo de su gente, aunque los pequeños detalles estuvieron a punto de dar el pase al conjunto local. El gran juego que exhibió, cuando se le pasó la ansiedad de los primeros momentos, el San Isidoro le hacen llegar a unas semifinales en las que se verán ante el ganador del Safaur – San José.