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15 de Febrero de 2019. Colegio Santa María Del Pilar
Segunda Ronda Masculino
Crónica: Nicolás Araujo Cortés
Fotos: Gabriel Montero
16 Febrero, 2019
El renombrado colegio de Santa María del Pilar fue el escenario perfecto para una de las grandes ocasiones de esta Copa Colegial 2019. Con todo el hype generado por las previas victorias de ambos equipos, con la cancha puesta a punto con todo tipo de pancartas, banners, lujosos patrocinadores, y con la expectación de que el partido sería emitido por televisión, todos los presentes nos mordíamos las uñas esperando a que los jugadores saliesen a la pista de juego.
Y en una tarde en la que hubo poca competición (los locales se marcharon en el marcador ya en el segundo cuarto), mucha deportividad, y con multitud de eventos y espectáculos para todos los presentes, los Tigres de Santa María del Pilar fueron una auténtica apisonadora sobre la cancha. Menesiano se despidió de la competición antes de tiempo, pero volvieron a dar una lección de colectividad y juego en equipo, y seguro que se fueron con la cabeza bien alta y con la gratitud de haber podido ser partícipes en esta pomposa convocatoria que tan satisfactoriamente habían estructurado tanto patrocinadores como organizadores.
Primer cuarto: a pesar de los mates de los Tigres, todo igualado en el marcador
Llegamos al colegio Santa María del Pilar para encontrarnos con una lujosa puesta en escena, donde todo detalle había sido minuciosamente pensado y en un ambiente digno de una Gran Final como mínimo. Cámaras de televisión, canteranos de todas las edades del equipo local, patinadoras, patrocinadores, speaker, música a todo volumen… Y un nerviosismo en el pabellón que hacía que todos deseásemos que empezase el show cuanto antes.
Como no podía ser de otra manera, y con la peculiaridad de que esta vez estaba liderado por la inconfundible voz de Pedro Bonofiglio, se procedió a la lectura del cordial huddle motivacional por parte de ambos capitanes mientras todos sus compañeros les rodeaban en el círculo central de la pista.
Tras una breve actuación de patinaje artístico, la mención de todos los patrocinadores (los responsables de que esta competición esté creciendo a pasos agigantados año tras año) y después de presenciar un calentamiento aliñado con el himno propio de la Copa, llegó el momento de lanzar el balón al aire con la expectación por las nubes.
Siguiendo la tónica habitual de esta apasionante competición, los primeros minutos vinieron definidos por muchos nervios y lanzamientos errados. Ambos conjuntos comenzaron con poco acierto y descuidando la posesión del balón, pero ya se podía apreciar una notable superioridad física del pívot local, Fernando Álvarez-Cascos. El jugador interior dejó muestras de su gran poderío con un soberbio tapón y numerosos rebotes, tanto defensivos como ofensivos.
Vivimos dos minutos iniciales sin ningún tipo de anotación, pero la espera mereció la pena porque la primera canasta llegó en forma de un impresionante mate con la firma de Nicolás Lorenzo: encara a su rival en 45 grados, le finta con un hesitation move (muy al estilo de Damian Lillard) y remonta la línea de fondo para colgarse duramente a dos manos. Nos quedamos todos con la boca abierta, mientras el alero sacaba músculo para celebrarlo con su afición.
Los Corsarios de Menesiano habían comenzado el encuentro con una interminable sucesión de pérdidas e imprecisiones, y estábamos a mitad del primer período con un exiguo marcador de 2-0. Pero hay que hacer justicia a su dedicada labor, y dar crédito a las habilidades intimidatorias de Fernando Álvarez-Cascos. Fernando fue una pesadilla en la zona, y cada vez que levantaba sus brazos a los rivales se les hacía de noche.
En una jugada de tremenda elaboración y colectividad, Pablo Solís asistió a la zona para que su compañero Javier Sánchez nos deleitase con un delicado ganchito a dos metros del aro. Pero poco les duró la alegría, ya que instantes después Gonzalo Fernández dio la réplica con un triplazo de gran parábola desde cabecera (los colegiados lo señalaron de dos puntos).
Tras esta jugada pudimos observar otro de los highlights del partido, y como no podía ser de otra manera vino a manos de Nicolás Lorenzo: le roba el esférico al rival, le sobrepasa con un primer paso de gran longitud, y cruzó el campo rival con tres pasos muy bien definidos (que recordaron a las penetraciones del mismísimo Giannis Antetokounmpo) para hundirla a una mano y despertar la locura en su banquillo.
Una solitaria canasta de Joaquín Bootello (con la zurda debajo del aro) ayudó a que los Tigres no de despegasen en el marcador, y a que los visitantes recobrasen algo de confianza. El tanteo rondaba niveles muy bajos, pero la intensidad estaba por todo lo alto. Al menos, los pocos puntos venían producidos por un exceso de ganas y energía, y no por apatía o dejadez.
A finales del período, hizo acto de presencia el bombo de la afición local, aportando la nota que le faltaba a la sinfonía de unas aficiones que cada vez cobraban más protagonismo ya con las gargantas entradas en faena. Cerramos el parcial con Santa María del Pilar subiendo líneas defensivas y defendiendo en presión de toda pista; una muestra más de la innegable superioridad física de la que gozaban.
Por parte de Menesiano, su pilar ofensivo Alberto Martín intentaba adueñarse de la zona adjudicándose los rebotes y con buenos movimientos en el poste bajo. Pero siempre sin recompensa y sin conseguir alterar el marcador; 6-5.
Segundo cuarto: SMP, sin ningún tipo de piedad, deja a cero a los Corsarios
En el pequeño entretiempo que divide los cuartos, las chicas de la escuela de patinaje de Santa María del Pilar hicieron las delicias de los aficionados con unas agraciadas y trabajadas coreografías a la altura de las grandes ocasiones.
Mientras, dentro de las líneas de la pista la dinámica comenzaba a cambiar, y cada vez con una dirección más definida: los Tigres gozaban de 2 ó 3 lanzamientos por ataque, con el balón en su posesión durante 20 y 30 segundos, mientras que los visitantes perdían el balón en su propia pista y ni si quiera tenían opciones de lanzamiento.
En esta tónica favorable a los locales, Pablo Lozano finalizó un contundente coast-to-coast tras birlarle la cartera al atacante Corsario que arrancó muchos aplausos de las gradas del pabellón. Pero el juego no estaba siendo muy vistoso, y las canastas llegaban con cuentagotas. De nuevo, el propio Pablo Lozano se lució con otra canasta de mucho mérito: finta el tiro de media distancia, hace volar a su par, y con un bote culmina una flotadora con pérdida de paso apoyando el balón suavemente contra el cristal.
Los rebotes ofensivos y el hecho de tener que defender 30 y 40 segundos por posesión empezaba a hacer mella en los Corsarios, quienes empezaban a notar el esfuerzo físico que esto suponía. Además, Santa María del Pilar ya rondaba los diez puntos de ventaja, gracias a una bombita por línea de fondo de Luis Hernández.
A la hora de atacar, el conjunto de Carlos Sanguino también sudaba la gota gorda, y no conseguían sacar ni un centímetro de ventaja en sus situaciones de 1x1. Hay que reconocer el mérito de la admirable defensa de los Tigres, que no cedían y aguantaban las embestidas como si fuesen un muro de acero.
Hugo Vilches, aprovechando su altura y su gran capacidad de salto, se esforzó en capturar rebotes ofensivos y poder hacer daño desde la pintura; y tras adueñarse de un balón salto sumó dos puntos fáciles sin oposición. El marcador ya lucía una diferencia de dobles dígitos, y daba la sensación de que el arsenal de los chicos de Santa María del Pilar contaba con infinidad de alternativas con las que anotar.
Los seguidores del Colegio Menesiano no habían perdido la ilusión, y volvieron a dar toda una lección de fidelidad y apoyo a sus jugadores. Intentaron dar ánimos por todos los medios posibles, acompañando y alentando a un equipo que llevaba ya más de seis minutos y medios sin ver aro. Es cierto que la ofensiva Corsaria carburaba y funcionaba con mucha fluidez, pero todas esas triangulaciones y combinaciones no venían recompensadas en forma de puntos.
Y como suele ocurrir cuando un equipo está condenado a que no le salgan las cosas, sus rivales siempre cierran los parciales con broche de oro: Nicolás Lorenzo puso la guinda un 2+1 mediante un plástico rectificado (saltando más que nadie) y finiquitando un período en el que los Corsarios no anotaron ni un solo punto; 19-5.
Tercer cuarto: cada minuto que pasa, los locales amplían su renta
Con el traje de gala y con todo el atrezzo montado, las chicas de la escuela de patinaje de Santa María del Pilar nos obsequiaron (tanto a nosotros, como a todos los televidentes de TeleMadrid) con otra vistosa actuación de patinaje artístico. Con todos los ojos centrados en el espectáculo, la mente de todos los presentes estaba intentando averiguar qué cambios plantearía el equipo de Menesiano con el objetivo de remontar y mejorar la imagen que estaban dando. Hay que recordar que los Corsarios dieron una lección mayúscula de juego en equipo la ronda anterior, pulverizando al talentoso conjunto de Liceo Francés… Pero poco duró la incógnita, ya que tras el paso por vestuarios los visitantes perdieron el saque de medio sin ni siquiera poner el balón en juego. No les salía nada…
Por parte del conjunto entrenado por Pedro Nieto, seguía el dominio en la zona: Fernando Álvarez-Cascos rebañaba una buena penetración que había fallado Gonzalo Fernández y dotaba a sus compañeros de la confianza necesaria para intentar cualquier lanzamiento ya que él se ocuparía de darles oportunidades extra. En la siguiente jugada, Gonzalo Fernández volvió a la carga encarando a su par en un 1x1, yéndose del rival por velocidad y finalizando una entrada con su mano izquierda.
Los Corsarios volvieron a tardar una eternidad en alterar la hoja de anotaciones, y fue con el sello de Joaquín Bootello: un elegante tiro de media distancia tras haber movido muy bien el balón en una de esas jugadas colectivas que tanto les caracterizan.
Este tercer cuarto nos brindó otra de las jugadas de la tarde, y esta vez hablamos de una jugada defensiva: Jaime Aliseda lideraba una contra visitante mientras se relamía finalizando una bandeja sin oposición, pero de la nada aparecieron los muelles de Fernando Álvarez-Cascos para pulverizar el intento de canasta con un tremendo pincho de merluza. ¡Cómo midió los tiempos para ponerle la boina en el punto más alto de la penetración…! ¡Y cómo lo celebraron los aficionados!
El partido ya tenía un claro dominador, y era una pena tener que presenciar un cuarto y medio con todo decidido. Pero en la Copa Colegial hay muchos otros aspectos y objetivos ajenos al marcador y al resultado, y las aficiones y jugadores siempre pelean hasta el minuto final. En plena embestida de los Tigres, Nicolás Lorenzo se gustó con una canasta con tiro adicional y Miguel Gómez se adornaba con una bandeja deshaciéndose de la oposición con un estético euro-step. Y por si fuera poco, Nicolás Lorenzo por fin logró el ansiado lanzamiento de tres que llevaba buscando todo el partido (aunque de nuevo, los colegiados indicaron que estaba pisando la línea de 6,75m).
Víctor Landete tuvo una genialidad doblando el balón con un pase sin mirar para que Alberto Martín sumase dos puntos en su casillero, pero todas estas muestras de juego en equipo no tenían mucho valor ya que la renta en el electrónico era de +25 para los chicos de Santa María del Pilar.
La diferencia en la cancha era descomunal, y eso era innegable. Y en la cumbre de este parcial favorable Luis Hernández le robó la cartera a su atacante para liderar un eléctrico coast-to-coast que terminó en un pase de espaldas sin mirar. Eran claramente superiores, y este tipo de jugadas eran una clara muestra de ello.
Quedaban dos minutos del cuarto por jugarse, y con el marcador de 33-10 el técnico Carlos Sanguino decidió pedir tiempo muerto para idear una estrategia que les permitiese maquilar el resultado. Pero al salir del minuto reglamentario, los Tigres sorprendieron con una intensísima presión a toda pista (literalmente, empezaron a defender desde debajo del aro rival) para demostrar que no iban a soltar el pie del acelerador.
Ya con todo a favor, y cumpliendo ante un destino que parecía estructurado desde el salto inicial, Alberto Ferro anotó un afortunado triple contra el tablero (no muy ortodoxo, pero que vale los mismos puntos que otro cualquiera) para seguir ampliando una renta cada vez más abultada. Este período llegó a su fin con una trabajada canasta de Pablo Solís, que aunque fuese intrascendente en el tanteo, a los aficionados Corsarios les pareció una canasta ganadora y la celebraron por todo lo alto; 38-12.
Cuarto cuarto: 8 minutos de mero trámite para un partido ya decidido
La afición del Colegio Menesiano consiguió juntar todas las gargantas y entonar al unísono todas las canciones de apoyo hacia sus jugadores. Una de las mejores ocasiones para televisar un encuentro de esta competición, donde la pasión y la esencia de la Copa estuvo presente en cualquier circunstancia. Y para recompensar a todos estos fieles seguidores, Pablo Solís metió un auténtico canastón en la zona tras hacer volar a tres rivales con una sola finta.
Este último período empezó muy trabado, de nuevo con pérdidas e imprecisiones que fomentaban una inercia muy descontrolada. Menesiano seguía con su filosofía de mover mucho el balón, basándose en la colectividad y en el juego coral, pero estas triangulaciones de pizarra no se veían transformadas en canastas. Una pena...
José Masip asestó una nueva daga desde el perímetro, con un lanzamiento triple desde la esquina que cayó con nieve. La diferencia entre ambos equipos no solo eran los 25 puntos de ventaja, sino muchos otros aspectos en los que los Corsarios se vieron claramente superados. A pesar de ello, todos los jugadores lo seguían dando todo, y tanto aficionados como participantes sudaban sus actuaciones como si el partido acabase de empezar.
José Masip también se lució con una genialidad de asistencia que dejó solo a su compañero debajo del aro, y con otro no-look pass (tras haberse pasado el balón por la espalda) que de nuevo liberó a Daniel Soler para hacer caja. Seis puntos seguidos de Daniel Soler, y más espectáculo de los locales hasta el pitido final.
Tras un nuevo tiempo muerto de televisión, y de ver cómo los canteranos más jóvenes salían a la pista a correr como locos e intentar sorprender a la grada con alguna canasta, presenciamos el show tardío de un Alberto Martín que cerró el encuentro con 7 puntos en los minutos finales: una canasta de pillo robando el saque de fondo (como tantas veces hizo en su día el mago Pablo Prigioni), un triple desde cabecera (en el que volvió a pisar la línea, invalidando los 3 puntos) y una repetición del mismo tiro (pero esta vez desde más allá del arco).
Fue muy bonito ver cómo Menesiano volvía a apostar por el juego colectivo en esta Copa Colegial 2019, y también ver cómo en los momentos más duros Alberto Martín se echó el equipo a la espalda. Pero para hacer justicia a la superioridad de los chicos de Santa María del Pilar, hay que decir que esta Segunda Ronda se les quedó pequeña y que tienen a su ejército preparado para cualquier colegio que ose retarles de ahora en adelante; 47-21.
Redacción. Hace 2 meses
Redacción. Hace 2 meses
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