La primavera la sangre altera. O eso dice el refrán. Y la sangre ya estaba en plena ebullición para las jugadoras de Santa Ana y Safaur, que se veían las caras en unos cuartos de final de la Copa Colegial salpicados por un bienvenido ambiente primaveral en Sevilla. El hambre de baloncesto se impuso así desde que ambos equipos pusieron pie en el pabellón del colegio Santa Ana. Se bombeaba sangre cargada de expectación. El pase a semifinales estaba en juego.

“¡Brazos, brazos!”, se gritaba desde el banquillo de Safaur desde el salto inicial, animando a las jugadoras a que no dejaran pasar ni un solo balón a través de la sólida zona defensiva que habían construido. Un auténtico castillo que paraba una y otra vez los desorganizados envites de Santa Ana. A duras penas consiguieron las locales sumar puntos en ataque estático. Pero no por ello quedaron atrás. Haciendo uso de una veloz estrategia de contraataques, las de Santa Ana se mantuvieron fuertes. Y no fue tarea fácil. Porque entre las filas de Safaur se alzó como comandante y líder Marina Camino, que con una envidiable visión de juego, organizó los ataques de su equipo.  La zona de Safaur creció entonces y salió de su refugio para acosar la caótica subida de balón de Santa Ana. Con esta táctica fijaron el resultado de este primer cuarto en 7-4.

Con el segundo cuarto, la intensidad no disminuyó. Tampoco lo hizo la aún impenetrable zona de las visitantes, que con brazos arriba y extraordinarios reflejos, sofocaron a las locales. Pero esta situación no desanimó a las incansables de Santa Ana, que se aferraban con ganas a cada balón. Fue sin duda esta actitud la que las hizo mantenerse con vida en un partido que se había convertido en una auténtica batalla baloncestística. El 10-14 en el marcador al llegar al descanso era sobrada prueba de que la pertrechada defensa de las de Safaur comenzaba a dar sus frutos.

Con la vuelta del descanso, volvió también a la pista Marina Camino, que había permanecido sentada durante el segundo cuarto. Imponiendo orden a las suyas, Camino se unió a Irene Cordobés para conformar un espectacular tándem que sacó oro con cada movimiento de balón. En el otro bando, la que sería MVP de su equipo, Loreto González, consiguió levantar la moral del banquillo y la grada de Santa Ana.  Estaba decidida a no tirar la toalla tan pronto. Esta increíble luchadora liberó el atasco de las locales a la hora de subir el balón, haciendo tambalear la sólida muralla roja de las visitantes.  No siendo suficiente, González acabó rematando su actuación con un extraordinario triple en el último segundo del cuarto. La misma Loreto admitía que “el esfuerzo de todas en todo momento y el no bajar los brazos”, habían sido lo más importante de su equipo. Aún así, el marcador no engañaba. La falta de anotación entre las locales reflejó provocó una significativa separación de 15-29 para el colegio Safaur al final del tercer cuarto.

El viento siguió soplando a favor de las de Nervión con el comienzo del último cuarto. Pero de nuevo Loreto González, apoyada por su todas sus compañeras, seguía infatigable y firme, impidiendo Safaur se relajara. Tomó el control del partido entonces Gabriela Navarro, que se proclamaría por mérito propio como Mejor Jugadora Wibo de su equipo, para llevar a Safaur lejos en el marcador y afianzar la victoria. Fue Navarro, asistida de nuevo por Irene Cordobés, la que contribuyó a marcar un irreversible parcial 5-19. Santa Ana, exhausta, veía cada vez más lejano el estandarte de la Copa Colegial.

“¡Brazos, brazos!”. En ningún momento de este choque se dejaron de escuchar estas palabras desde el banquillo de Safaur. Fue sin duda esta insistencia por una enérgica defensa en constante ebullición, la que acabó haciendo que las de rojo se alzaran con la victoria final enmarcando un 20-48 a favor. “Aunque hayan destacado unas –jugadoras– más que otras, hemos conseguido al final ser un equipo”. Así resumía Gabriela Navarro su victoria, su partido y su pase a las semifinales. Al final, tras un encuentro tan electrizante, puede que sí sea cierto eso de que la primavera la sangre altera. Aunque sin duda, esta vez, ha sido gracias al baloncesto.