Todo estaba preparado y listo en el colegio Santa Ana. En la ya sede histórica para el baloncesto en Sevilla se respiraba un ambiente que mezclaba nervios con ganas. Así  arrancaba por fin la Copa Colegial 2017 para dos nombres fuertes de este campeonato.  Santa Ana recibía la visita del colegio Highlands y todo prometía para que se escenificase auténtico baloncesto.

Los nervios quedaron olvidados tras el salto inicial, pero no las ganas. Desde el primer bote, se demostró que el encuentro sería un intenso choque de dos modos distintos, casi opuestos, de ver y jugar el baloncesto. Santa Ana presentó así un juego calculado en ataque, repartido en puntos, y organizado en defensa. Highlands respondió con baloncesto improvisado, cargado de jugadas impetuosas pero tremendamente eficaces a largo plazo.

La intensidad de los primeros instantes de juego no se tradujo en puntos. Salvo un asombroso triple de Pablo De La Puerta para los locales, la falta de concreción dominó esta primera etapa de un partido que aún estaba por explotar.  Un parco resultado de 6-3 cerraba  así un primer cuarto de mero calentamiento.

Quisieron los locales potenciar sus aciertos con la llegada del segundo cuarto, y trataron por todos los medios separar el marcador. Y casi lo consiguieron gracias a las aportaciones de Nicolas Gutiérrez, MVP de Santa Ana, que sumó 7 puntos tan solo en estos ocho minutos. Pero Highlands despertó al fin. Abanderados por Juan García de Polavieja, muy merecido MVP del partido, los visitantes dieron la cara. Con garras y dientes lucharon por no irse del partido, sofocando las aún poco precisas ofensivas de Santa Ana. Un espectacular triple de Manuel Losada ponía el broche y enardecía los ánimos del banquillo y la grada de Highlands. Los visitantes estaban dispuestos a conquistar el feudo de Santa Ana, y así lo reflejó el marcador cuando al descanso la distancia seguía siendo mínima: 19-17. Santa Ana comenzaba a contener la respiración.

El descanso no enfrió los ánimos de ninguno de los jugadores, pero sí sirvió para despejar la cabeza de Santa Ana. Los locales salieron más concentrados y seguros, con un movimiento calculado en el perímetro exterior que sirvió para abrir hueco en la defensa rival. Con pases rápidos, parecía que jugaran de memoria. No fue suficiente. El aro se les escapaba. Mientras, Highlands, manteniendo su ataque más desorganizado, seguía poniendo contra las cuerdas a los Cocodrilos de Santa Ana. Con miedo a que se les complicase el partido, quiso zanjar la cuestión Ricardo Sánchez con un triple estratosférico. Los Cocodrilos pudieron por fin respirar tranquilos, aunque fuera solo por unos instantes. 27-23 y una jugosa promesa de emoción para el final del partido.

El último cuarto fue el momento decisivo para Highland, que dio un fuerte puñetazo en la mesa haciendo tambalear todas las piezas del tablero de Santa Ana. Supo delegar bien Polavieja, quien sin ceder el liderazgo, encontró apoyo en los suyos para comer terreno a un Santa Ana cada vez más nervioso. Así llegaron unos últimos minutos de infarto. Con el sueño de la remontada como motor, los de Highlands volaron con una potencia increíble. A pesar del hambre por rematar el partido, los Cocodrilos se quedaron sin fuerzas para morder, y los puntos dejaron de llegar. Con un parcial 4-13, Highlands sacó de quicio a los locales, que cayeron en los nervios y se colocaron en bonus demasiado pronto. Los de Highlands sacaron ventaja de un juego desenfrenado y sin control, una coyuntura perfecta para su juego.

Con el pitido final, Santa Ana despertó de una pesadilla que se había hecho realidad. El marcador quedó en 31-36. Highlands plantaba de este modo su bandera en el fortín de Santa Ana tras una dura batalla y una remontada tan inesperada como épica. Highlands pasa así a cuartos de final de esta Copa Colegial 2017. Pueden seguir volando.