Gran ambiente y tremenda expectación en el pabellón de los RAPTORS de Bachillerato Montal Calasanz, que tras un año de tensa y añorada ausencia, volvían a acoger una eliminatoria de Copa Colegial. Aún con el recuerdo de la extraordinaria temporada de los chicos de Nacho Herce, la nueva escuadra de Beto Rived quiere volver a intentar el asalto a la corona colegial, que les lleve a lucir un estandarte en su flamante pabellón. 

Primer cuarto: nervios a flor de piel

Los Raptors apuestan por toda su artillería pesada, con un prometedor Daniel Sanz a la cabeza, y los Leones salen de inicio con una plantilla joven, donde asombra la insolente juventud del #35 Fernando Allen (¡vaya promesa del baloncesto colegila!), que maravilla con sus increíbles pero ciertos 13 añazos. Allen encesta los primeros cuatro puntos del partido, con 5 minutos de juego, y muestra un desparpajo poco habitual a su edad, tanto en los rebotes como en la toma de decisiones. Un jugador a seguir muy de cerca, que ya destacó en aquella pequecopa  que ganaron los Leones en su colegio en el 2017. Se llega al final de este extrañísimo primer cuarto con una clara ventaja visitante: 2-12.

Segundo cuarto: los Raptors se ponen traje de faena

Cuando los tiros no entran y las ideas en ataque se estancan, es cuando un buen entrenador tiene que tirar de sapiencia y cambiar el ritmo del partido. Rivedmanda una presión a toda cancha, que hace que sus jugadores consigan anotar algo más y el #8 Raptor muestre cuanto baloncesto es capaz de ofrecer. Sus 6 puntos y garra en este cuarto les hace coger algo de aire. Mientras en los Leones destaca su #21, Ángel Rubio, cuyos rebotes y tapones mantiene el tipo visitante. 

Tercer cuarto: el descanso templa gaitas

Los Raptors salen a por el partido, es el cuarto del #15, Carlos Fernández, que muestra toda su explosividad, anotando, reboteando y enseñando a sus compañeros el camino hacia la victoria. Aunque fuera el #7, a la postre MVP Wibo del partido, quien asumiera la tranquila y necesaria dirección del partido, bien acompañado por un Javier Piazuelo muy serio en el juego. Por parte de los Leones Marianistas, volvió a ser el jovencísimo Fernando Allen quien mantuviera el tipo aflote. Demostrando que la confiada depositada por sus entrenadores Chocarro y Archanco, es más que merecida. Los tiros libros fallados, se auguraban como una carga difícil de superar al final del partido.

Cuarto cuarto: vuelven los nervios

Como no podía ser de otra manera, los nervios y las revoluciones volvieron a atenazar las muñecas de todos los jugadores, haciéndoles fallar situaciones clarísimas que podrían haber decantado el duelo hacia cualquiera de los dos banquillos. Por parte de los chicos de las orillas del canal, su a la postre MVP, Juan Mínguez se echó el equipo a sus espaldas, robando balones, cogiendo rebotes, asumiendo un mando que quemaba, pero no fue suficiente. Y es en esos momentos, tras 7 minutos sin conseguir ninguna canasta, cuando la pelota no quemaba, ¡abrasaba! es cuando un general asume responsabilidades, y allí volvió a aparecer Daniel Sanz, para elevarse sobre todo el mundo y anotar un triple (el único de todo el partido) que puede valer mucho más que un pase a cuartos de final.