Hay momentos en la vida que, por mucho que pasen los años, resultan inolvidables para sus protagonistas. Son instantes, simples segundos que tienen un significado muy grande. Como por ejemplo el protagonizado por el super héroe de la Gran Final masculina, Miguel Ángel García que, a solamente dos segundos y noventa y nueve centésimas del final del partido, se elevaba y convertía la canasta perfecta: aquella que llevaba a los Canguros El Salvador a las puertas de la gloria por segundo año consecutivo.

Primer cuarto: toma de contacto

El favorito se enfrenta a la revelación de esta edición de la Copa Colegial y, los primeros minutos, les sirven a ambos equipos para conocer a su rival, estudiar sus puntos débiles y atacarlos. Comienza anotando quien sería gran protagonista de la tarde y MVP Wibo de su equipo: Miguel Ángel García, cuando todavía no sabía que treinta y dos minutos más tarde se habría convertido en SuperGarcía. Los primeros cinco puntos son suyos, pero los Robles saben mucho de esto y, con un quinteto (tal vez sexteto) muy asentado apenas permiten alegrías a unos Canguros que se van tres puntos arriba al final de los primeros ocho minutos merced a un triple convertido por Julián Bascones en el ultimo momento.

Segundo cuarto: a los Robles les entran dudas

Los locales entran con fuerza en el segundo cuarto, con un García enchufado que anota diez puntos para su equipo. Los chicos dirigidos por Ángel Simón tienen más dudas en este cuarto, volcando su juego en Nico Palacio, que asume la responsabilidad de ser el líder rojillo aunque, su bajo porcentaje de acierto le penaliza (2 de 13 en triples, un 15% de acierto) mientras el equipo no encuentra la forma de superar el juego interior de El Salvador. El resultado es un 33-24 al descanso que se convierte en la mayor renta de todo el partido para cualquier de los dos equipos.

Tercer cuarto: los Canguros desparecen

La salida de la segunda parte es arrolladora por parte de los Robles. Un parcial  de 0-9 en los tres primeros minutos, convertido entre Pablo Castellanos y Victor Rubio, empata el marcador a 33 y pone en problemas a los de Carlos Oliver, que pide tiempo muerto para cortar la racha visitante. Lo consigue solamente en parte, porque Palacio tiene sus minutos de show con siete puntos consecutivos, que coinciden con los mejores minutos de Rubio sobre la pista. Visto lo visto, los Canguros no salen mal parados, con cuatro puntos de desventaja a falta del último y definitivo cuarto.

Cuarto cuarto: dos segundos y noventa y nueve centésimas

Con Nacho Paricio fajándose en defensa, pero con poca eficiacia en ataque (tenía un buen trabajo en su emparejamiento con Adrián Sanjuán), Miguel Ángel García mantiene el nivel anotador y lleva a los Canguros a empatar el partido con el último minuto por delante (50-50). Y aquí es cuando la vida empieza a pasar a cámara lenta, cuando las emociones superan al raciocinio y la vida se resume en un segundo. Falta personal sobre Pablo Castellanos. Dos tiros para el jugador de los Robles. Fallo en el primero, entra el segundo. 6:13 marca el electrónico, un punto arriba para Juan de Lanuza. Aquí cambia la vida, se fragua el momento decisivo: balón para García, penetra ante Sanjuán y, en un movimiento imposible, le supera, convierte el 52-51 y se convierte en leyenda, ha nacido SuperGarcía. Locura absoluta en el pabellón, el público celebra el triunfo que ya tocan con los dedos de la mano, pero quedan 2:99. Tiempo muerto de Simón para inventar un milagro sin apenas tiempo. Se reanuda el partido con balón a Víctor Rubio, pero la férrea defensa de El Salvador le impide siquiera mirar a canasta. Ahora sí, el marcador está a cero. Los Canguros se han llevado su segundo Estandarte consecutivo. Con la alegría local y la decepción lógica de unos magníficos Robles que ven como el sueño se les escapa de la forma más cruel: a dos segundos y noventa y nueve centésimas.