Ocho ediciones de la Copa Colegial Zaragoza han tenido que pasar para los chicos de Romareda Rinos hayan conseguido emular a su equipo femenino y llevar el Estandarte de campeones a su pabellón. Con este, el colegio Agustinos Romareda luce ya en sus paredes siete títulos colegiales. Y lo han logrado en una edición muy especial, que ha necesitado más de un año natural para conocer a sus campeones y tras vencer a unos Hipos Compañía de María con importantes bajas en la Gran Final. Un título que se celebró con la misma pasión que 24 meses antes celebraban las chicas de Romareda tras vencer en la Final de 2019 a Marianistas.

Desde la rueda de calentamiento se empezó a intuir el desarrollo que podía llevar el partido a lo largo de las 32 minutos, más aún con la experiencia que ya tenía Romareda ante los Tigres Miguel Catalán. Álvaro Blanco se ha manifestado como el perfecto estratega para aprovechar los puntos débiles del rival en los partidos decisivos, planeando una presión a toda pista que ahogó a sus rivales, que tenían poca rotación en el banquillo y dos bajas decisivas de sus hombre más importantes durante todo el torneo: Jacobo Lacruz y Juan García.

Los primeros 16 minutos demostraron el buen nivel de los Hipos Compañía de María, a pesar de sus sensibles bajas, comandados por un gran Nicolás Gómez. No solo aguantron el frenético ritmo de los locales, sino que llegaron a asustar con un parcial 0-7 de salida, manteniendo la ventaja los dos primeros cuartos, llegando al descanso con un punto de ventaja (24-25). Todo ello aprovechando los nervios iniciales, transmitidos al resto del equipo, por un José Fau que, posiblemente, pensaba que el partido iba a ser mucho más sencillo de lo que a la postre resultó ser mientras las fuerzas de los Hipos aguantaron.

En todos los buenos equipos, cuando el capitán falla, toman las riendas sus compañeros, comandados por un gran Marcos García, que venía de realizar una gran semifinal y Miguel Flores que, con un triple antológico cambia la historia del partido, insuflando ánimos a los suyos y haciendo mella en el ánimo de unos ya cansado Hipos Compañía de María. A partir de ahí, la continua presión del equipo local hace estragos y abre vías de agua en la línea de flotación visitante. Los Rinos embisten sin piedad a los Hipos, sumando todos los jugadores de Romareda e imponiéndose por encima del resto el podería físico de un José Fau absolutamente imparable para sus rivales, que van bajando los brazos al no encontrar recambio en el banquillo a sus ya agotadas fuerzas.

El resultado final no refleja el esfuerzo visitante y la dificultad de Romareda para hacerse con el Estandarte. La Copa Colegial Zaragoza cierra con orgullo un año para olvidar en el que dos colegios estrenan su casillero de victorias tanto en categoría masculina como femenina.