Viernes, 24 de marzo, 18:30h. Zaragoza está preparada para vivir una final inédita en Copa Colegial: Canguros El Salvador reciben en su pista a Montal Calasanz Raptors. En un ambiente inmejorable, con una afición de 10, el juego desarrollado sobre la pista fue el de una de las finales más intensas y emocionantes que nos ha deparado la Copa Colegial. El resultado final, El Salvador 60 – Calasanz 49, no refleja lo igualado de un encuentro que no se decidió hasta el último cuarto. Los Canguros guardaron sus fuerzas hasta el final para acabar imponiéndose por 11 y lograr proclamarse campeones de la Copa Colegial 2017 en Zaragoza.

Primer cuarto: la clave está en la defensa
El encuentro comenzaba con los chicos de Montal Calasanz muy intensos y acertados, anotando un parcial de 0 – 7 gracias a los puntos de Saenz y Salós. El Salvador intentó acortar distancias buscando ataques rápidos, pero sus pívots caían en la precipitación sin encontrar los espacios adecuados entre la defensa rival. García abrió el marcador para los Canguros, y unos segundos después, Paricio se hacía fuerte en el rebote para poner el 4 a 7 en el electrónico. Ante el acierto local, Herce pedía a los suyos más intensidad defensiva. Los Raptors se cargaron pronto de personales y dieron la posibilidad a El Salvador de ponerse por delante desde la línea el tiro libre. Paricio y Ramos anotaban para el 8 – 7. Calasanz, animados por su hinchada al grito de “Sí se puede”, lograba voltear de nuevo el marcador: 8 – 9 con dos puntos de Aznar. Un 2 + 1 bien buscado y ejecutado por Javier Paricio daba ventaja a El Salvador al final del primer cuarto: 11 – 9.

Segundo cuarto: la afición, uno más sobre la pista
El segundo cuarto comenzó con la misma tónica que el primero, y un parcial de 0 – 6 para Calasanz. Los Raptors no tenían su día desde el 6´75 pero su presencia en el rebote ofensivo les permitió forzar segundas jugadas para conseguir llegar al 11 – 15. El Salvador encomendó su juego a la dirección de su capitán, posteriormente MVP del partido, Kike Ramos. Con un buen manejo de los tiempos en cada jugada y una correcta distribución, llegaron los puntos del capitán y de Javier Paricio. Las cosas volvían a igualarse: 17 – 18. Las aficiones también jugaban su propio partido desde la grada, entre gritos de “El Salvador” para los locales, y “Calasanz nunca se rinde” para los visitantes. Un espectacular triple de Saenz volvía poner por delante a los Raptors; mientras que una canasta de Paricio, buscando un hueco que parecía imposible entre tres rivales, permitía a los locales verse, de nuevo, por delante en el marcador. Los puntos se sucedían en una y otra canasta, y los cinco minutos precedentes al descanso, estuvieron marcador por las intensas defensas de Raptors y Canguros. Ambos equipos sabían que, con la igualdad del partido, cada punto valía su peso en oro. Esa intensidad defensiva llevaba a los colegiados a señalar una técnica a Urgel que suponía la cuarta falta para una de las piezas clave de los Raptors. Con un 29 – 29 se afrontaba el último minuto antes del descanso. Un tiro libre de Sampietro, más dos puntos de Ballesta para los Raptors; así como una canasta de Ramos para los Canguros, hacían que el segundo cuarto terminase con todo por decidir: 31 – 32.

Tercer cuarto: más igualado, imposible
Tras el paso por vestuarios, la afición local y visitante recibía a sus jugadores con aplausos de ánimo y apoyo. Las buenas combinaciones en ataque de Salós, Saenz y Sampietro daban ligera ventaja a Montal Calasanz: 31 – 34. La reacción de El Salvador no tardó en llegar con un parcial de 4 – 0 gracias a las canastas de De la Pascua y García. Herce daba entrada de nuevo a Urgel, y Calasanz ganó presencia en el rebote. Nada más aparecer en pista, Urgel anotó dos tiros libres: 35 – 38. Los Raptors continuaban fuertes en ataque con la rápida conducción de Saenz y la búsqueda de espacios desde el perímetro. Un tapón de Paricio a Saenz permitía a Calasanz seguir aumentando su renta desde el tiro libre: 35 – 39. El Salvador dio entonces un paso adelante y con García e Ignacio Paricio en pista, el trabajo de los de Paco Navarro comenzó a dar sus frutos, anotando un parcial de 5 – 1. El marcador reflejaba un empate a 40. En el último minuto, dos tiros libres anotados por Ignacio Paricio permitían a los Canguros afrontar la recta final del partido con una ligera ventaja: 42 – 40.

Último cuarto: los Canguros se imponen por 11 puntos
Los nervios propios de una final comenzaban a notarse en ambos equipos, especialmente en Montal Calasanz. Herce pedía calma a sus jugadores, indicándoles que abrieran el campo, buscarán combinaciones y llevarán las posesiones hasta el final. Urgel lograba un triple que suponía el 42 – 43. Por parte de los locales, dos puntos más de Ramos firmaban un ajustado 44 – 43. Navarro pedía tiempo muerto a falta de 4 minutos para el final y las indicaciones dadas a sus jugadores no pudieron ser mejores. Magnífica lectura del partido que permitió a los Canguros anotar un 6 – 0. Entonces, fue Herce el que decidió parar el juego e intentó calmar la precipitación de sus jugadores en ataque. Solo Urgel, anotador de los 9 puntos de Calasanz en los últimos minutos, estuvo acertado de cara al aro. Esos puntos permitían que la igualdad volviese a reinar en el marcador: 51 – 49 a falta de 2 minutos. Dos últimos minutos en los que El Salvador sostuvo su juego en la dirección de Ramos, el rebote de Paricio y Rutkevicius, y una anotación muy repartida. Los Raptors, viéndose por debajo en el marcador, lo intentaron desde el triple, pero fueron defendidos muy de cerca por El Salvador. Así, los Canguros lograron dejar a cero la anotación de Calasanz en la recta final y disparar su marcador hasta los 60 puntos. El Salvador lograba su máxima renta de partido, 11 puntos, para proclamarse vencedor, por primera vez, de la Copa Colegial en Zaragoza. Los Canguros, merecidos campeones, demostraron con un juego coral y solidario que, más allá de individualidades, han sido el mejor EQUIPO de este 2017. Los abrazos y la emoción inundaron la pista y el banquillo de El Salvador. Los Canguros ya tienen un Estandarte, y promete ser el primero de muchos. ¡Enhorabuena!