Una canasta de Oriol Mur a falta de doce segundos pone a Claret en semifinales una vez más. Los lobos y Sant Gervasi protagonizan un tramo final de partido sin parangón en la Copa Colegial

Viernes previo a Semana Santa y la escuela de Sant Gervasi Mollet a reventar. Nunca se había visto un ambientazo como el de hoy en este doble enfrentamiento en Mollet del Vallès que, tras la victoria de las chicas, querían el pleno íntegro. Los chicos de Arnau Miquel aterrizaban en el tapete molletense dispuestos a llevarse el ansiado bote: el último boleto para las semifinales de la mejor competición escolar de Europa, la Copa Colegial. Eran ligeramente favoritos, pero delante tendrían un Claret que siempre está dispuesto a dar batalla.

Con un huddle especial en el que desde la organización se apeló a que los jugadores disfrutaran del ambientazo que desde el minuto 0 brindaban las dos aficiones, comenzaba el encuentro. Ambas escuadras recuperaban efectivos respecto el partido de octavos, el más relevante Edu Hernández por Claret. El ala-pívot del Sant Pep -y compañero de equipo del mejor jugador hasta el momento de la competición, Mario López- resultaría clave en el desarrollo del enfrentamiento.

En los primeros minutos, dominio claro de los locales, que en un abrir y cerrar de ojos ya lucían una manita de tantos en el marcador (5-1, min 3). Los lobos no acababan de carburar y parecía que se les atragantaba el comienzo del choque. Era Kike Gros el que se encargaría de espabilar a los suyos, que parecía que aún estuvieran durmiendo la mona. Para el día de esta, el lunes de Pascua, aún quedan 10 días y ‘La Kikeneta’ quería comérsela junto a sus pupilos siendo equipo de semifinales. Gros, que había delegado el trabajo de la charla inicial a su mano derecha Héctor Giménez tras salir pitando del trabajo a las 19h00, aprovechaba los tiros libres de los de Mollet para coordinar líneas de pase, aumentar la presión defensiva y marcar jugadas al más puro estilo Coach iAndrey. Sant Gervasi estaba fuerte con un Roger Molist estelar, acompañado de un gran Damià Benzobas, que colocaba el 8-3 en el luminoso. Los violetas mostraban músculo y se seguían disparando, cosa que no disipaba los cánticos entre las filas claretianas. El duelo en la pista se trasladaba en batalla de cánticos en la grada. Sin exagerar, más de 400 personas estaban revolucionando la tarde de viernes de Dolores: el griterío era tal que incluso la comunicación entre los árbitros era costosa. El ambiente era literalmente orgásmico, más aún cuando Hernández mostraba su polivalencia con dos triples prácticamente seguidos que ajustaban el electrónico, que acabaría siendo de 13 a 11 para los molletenses al final del primer acto.

En los siguientes ocho minutos seguiría predominando la igualdad absoluta. Tomas y dacas constantes entre ambos equipos traducidos en contraataques y un sinfín de personales daban cuenta de lo parejo que estaba el choque. La organización lo calificaba en la previa como el choque más emocionante de cuartos… y no se equivocaba. Incluso el árbitro principal, Pep Presseguer, lo comentaba: “eso sí que es un partido de basket en mayúsculas”.  La mágica atmósfera creada en la grada traspasaba todos los límites y los jugadores estaban más enchufados que nunca. Quizás no en tino de cara a canasta, pero sí en cuanto a garra y actitud. La devoción por el baloncesto se veía reflejada en jugadores como Arnau López, que aun y no estar jugando su mejor partido de cara a canasta, se disfrazaba de cartero para repartir asistencias por doquier. O de Sergi Carrasco, que seguía perfilando su muñeca en los libres mostrando un acierto que ni Ricky Rubio en sus tiempos mozos había tenido. O de iaia Lola, que para celebrar su santo en el “viernes de Dolores” vibraba con sus 92 años a cada enceste, dando incluso una vuelta de honor al campo en uno de los timeouts del segundo periodo. El choque seguía en un puño: 21-21 y a vestuarios.

No sabemos qué carajo les diría Kike Gros a sus peones en el descanso, pero los lobos saldrían más hambrientos que nunca. Algunos dicen que les relató el cuento del lobo y la Caperucita, otros afirman que ‘La Kikeneta’ ideó una nueva versión de “Los Siete Cabritillos”, pero lo más seguro es que en la charla del entretiempo Kike se disfrazara de lo que acabaría siendo: El Lobo de Wall Mollet. Si no es así no se entiende cómo Tomasetti, Brunet, Helbaek, Ariño y compañía salieran tan enchufados. Un descomunal parcial de 13 a 2 marcaría el tercer cuarto y la posterior reacción de los chicos de Miquel, que no agachaban la cabeza devolviéndoles a los claretianos la jugada con un nuevo parcial, esta vez de 4 a 11. La dupla lobuna Barranco-Carrasco destacaría para bien en este acto, mientras que en las filas locales brillaría Arnau López, que se haría suya la reacción de los del Vallès cerrando el penúltimo cuarto con 34 a 38.

Claret se acercaba cada vez más a la semifinal, y es que estaba aprovechando los tiros libres. Los “Llops” son conocidos por ser uno de los equipos más erráticos desde la línea de 4’65m, pero esta vez su acierto se estaba traduciendo en ventajas considerables, que volvían a los seis puntos al inicio del último periodo. La grada seguía presionando como nunca y ahora eran los fans de Sant Gervasi los que alzaban la voz: “Saaaaant Gervasi oé”. El ruido iba in crescendo conforme se acercaba el bocinazo final… y muchos no sabían lo que estaba por venir: uno de los cierres de partido más palpitantes de la historia de la Copa Colegial. Transcurrían los minutos y los coaches se reservaban para el final los tiempos muertos. Marc Orois tiraba del carro y Sant Gervasi volteaba de nuevo el marcador. Un parcial de 9 a 0 precipitaba el primer timeout. A la vuelta, Claret apretaba las tuercas y gracias a Oriol Mur y a un, de nuevo, imperial Carrasco, respondía con un parcial de 0 a 6. Nuevo tiempo muerto y ahora era Miquel el que, junto a su staff, sacaba la pizarra. Faltaba poco más de un minuto para finalizar el encuentro y el resultado era de 46 a 43. Era el turno de las dos estrellas del Vallès: López y Orois anotaban sendas canastas, este último con un elástico triple y… ¡Sant Gervasi por delante: 48-47!

Un enésimo tiempo muerto servía para que la cancha batiera récords de decibelios. Tremendas las dos hinchadas, disfrutaban como nunca coreando el nombre de sus respectivas escuelas. Mientras los de Mollet adulaban a los suyos sin parar, los Gracia, los Ariño e incluso personalidades como Erik Chumilla daban muestra una vez más de qué es sentir los colores claretianos. Fantásticos los hooligans, estos daban un último empujón para que Claret se colase en semis. A falta de doce segundos era Oriol Mur, pívot claretiano, el que, tras un rebote, anotaba bajo el semicírculo. Una canasta que desbordaba de alegría a toda la bancada claretiana… ¡Claret Llops a semifinales!

Pero el encuentro no acababa aquí. Tras el silbido final, baño de masas de los jugadores claretianos. Entonando “un dia de partit” en sintonía con la grada, los lobos cerraban un día histórico para su escuela. Se van de Semana Santa con los deberes hechos y ya sueñan con completar la machada colándose en la final. “¡No hay nada imposible! Vamos a por el Badalonès… Somos el Claret y vamos a salir a ganar”, remataba Kike Gros en su charla final con el equipo íntegro. ‘La Kikeneta’ se había convertido en ‘El Lobo de Wall Mollet’: sus parlamentos habían estado una vez más a la altura. Y ahora ya tiene entre ceja y ceja su nueva presa: el superpoderoso Badalonès del temible Mario López. ¿Será capaz Kike de reinventarse una vez más y superar a los ‘Dimonis’ de Badalona? El reto es mayúsculo, pero su fe lo es aún más: va a por la final.

Edu Hernández (Claret Llops) y Marc Orois (Sant Gervasi Mollet) fueron elegidos MVP’s del partido.