Los defensores del estandarte, noqueados por La Llauna en un partido de vaivenes con emoción hasta el final

L’Hospitalet y Badalona se citaban antes de lo previsto, en cuartos de final. Los campeones de la anterior edición, Jaume Balmes, visitaban por primera vez el majestuoso pabellón de La Plana de Badalona para hacer frente a uno de los equipos en mejor forma de la competición, la más que temible escuela La Llauna, que venía de ganar sus anteriores compromisos con una superioridad apabullante. Por delante, un partidazo de quilates entre dos claros candidatos al título.

Desde el salto inicial ya se veía que este partido no defraudaría al espectador: intensidad, movimiento de balón, talento y garra, mucha garra. Sin embargo, sería La Llauna la primera escuadra en abrir fuego. Javier Heredia y Alex Guerrero llevaban a batuta para los locales en los primeros compases. Los recientes campeones no estaban cómodos, pero un triple y posterior 2+1 de su mejor jugador, Isaac Mayo, volvía a meter a Jaume Balmes en el match para igualar a seis en tan solo 3 minutos de encuentro. El base de Balmes Carlos García, aprovechaba el bache de La Llauna para transformarse en pívot y marcarse un delicioso semigancho que ampliaba el parcial a 0 a 8 y volteaba el marcador por primera vez en el partido. Tras los flojos primeros minutos de Balmes, los de L’Hospitalet se habían redimido de sus pecados en defensa y habían logrado igualar el choque. Aun así, los de azul marino no las tenían todas consigo: un nuevo despiste aprovechado por Carlos Montero cerraba el cuarto con 15 a 10 favorable para La Llauna.

Carlos Montero no estaba teniendo su mejor tarde. Los dos errores en los tiros libres BIE confirmaban las sospechas de que el hermano de Iker no había dormido bien. Pero nunca se puede dar por muertas a las bestias: una magnífica asistencia tras bote enchufaba de nuevo a Montero, que ayudaba a los suyos a seguir por delante cada vez con más solvencia. Tras un triple de Montero, en este caso del hermano de Carlos, Iker, La Llauna volvía a marcar la máxima renta en el choque (+6; 20-14, min 10). Los descuidos en el pase de Jaume Balmes estaban provocando multitud de contraataques en los que La Llauna encontraba zonas fáciles de tiro para seguir ampliando su colchón, mientras iba subiendo el soufflé de puntos a la chita callando. Una brecha de once puntos mandaba en el luminoso cuando un inspirado Mayo, secundado por Javier Heredia, se vestía de mesías y rescataba a su equipo de la penumbra, lo que acabaría provocando un timeout del joven entrenador de La Llauna. Un tiempo muerto más que acertado, pues sus discípulos detenían por un momento la hemorragia de puntos, pero un mate de Mayo junto a un triplazo de Gerard Franco nivelaban el tanteo a la media parte (36-35 para La Llauna).

Los BIE, como es usual, marcaban el inicio del cuarto. Aun y la falta técnica del segundo periodo a Balmes, en la que Carlos García había sido sancionado por un empujón a Montero, ambos equipos disponían de los tiros adicionales. La defensa de Jaume Balmes en la pintura, comandada por Adrià Martín, era cada vez más rocosa, por lo que muchos ataques de La Llauna cavaban derivando o bien en tiros exteriores o bien en tiros libres. Más allá de la pintura, duelo entre figuras: Montero y Mayo estaban protagonizando un intenso careo que levantaba los aplausos del público. El partido, ahora con una igualdad total, estaba cogiendo tintes de partido épico. Las transiciones defensa-ataque eran cada vez más cortas y los sprints eran una constante. El duelo Mayo VS Montero se había extrapolado a todo el equipo y cada vez eran más los jugadores que estaban arrimando el hombro para ayudar a que su equipo llegara con una cómoda renta al final del partido. Pero la alta competitividad de ambos equipos impedía por completo que uno de los dos se fuera en el marcador. Si Balmes anotaba, La Llauna respondía, y viceversa. Ambos entrenadores apostaban por los tiempos muertos para que sus jugadores pudieran rendir mejor en el parqué badalonés. La Llauna seguía a lo suyo, pero Jaume Balmes no aprendía la lección de la falta técnica: nuevas protestas de Álex Miguel contra el banquillo de La Llauna descentraban por momentos a los visitantes. El resultado al final del acto (51-49) era un mero reflejo de lo que nos esperaba a partir de ahora. Una batalla a cara o cruz.

Las distracciones se apoderaban de los jugadores en los prolegómenos del último cuarto. Unos pasos de Montero junto a varios errores en el pase de Jaume Balmes ponían el partido al rojo vivo. La tensión era más que palpable. Con sesenta a sesenta en el electrónico a falta de tan solo cuatro minutos, ambas escuadras lo dejaban todo en mano de sus jugadores estrella: Montero lideraba las zancadas de los anfitriones, mientras que un excelso Adrià Martin salía al rescate de Jaume Balmes. La Llauna, por eso, echaba de menos su tino con el tiro de tres y no lograba penetrar en la zona y hacer daño desde dentro. Solo los tiros libres, ahora de la mano de Iker Montero, mantenían vivos a los de negro en el tramo final. Con 64 a 64 a falta de menos de dos minutos, todo estaba abierto. Sin embargo, por horror de La Llauna, un triple-bomba del experto Mayo relanzaba a Jaume Balmes, que ya comenzaba a oler la victoria. Pero cuando más cerca tenían el triunfo, una discutida falta de Jaume Balmes sobre Montero volvía a elevar la temperatura del partido. Tras anotar el adicional, La Llauna devolvía la igualdad al match y lo dejaba todo en manos del minuto final. Y este minuto era el de Montero, para bien y para mal. Pues el base de La Llauna metía la bandeja más difícil para posteriormente errar la más fácil. Eso sí, dos tiros libres que él mismo anotaba dejaban el partido en bandeja de plata para La Llauna, que acabaría saboreando las mieles del triunfo (72-70).

Daniel Llibre (La Llauna) e Isaac Mayo (Jaume Balmes) fueron elegidos MVP’s del partido.