Los Tigres llevaban un año lamiéndose las heridas; heridas que sin embargo les han convertido en un equipo más temible todavía y cuya cicatrización les permite retornar al punto de partida 349 días después. 

De esta forma, Maristas Chamberí encuentra una merecida revancha en la Copa Colegial, donde los pupilos de María José Ortiz repetirán presencia en la gran final y tratarán de reescribir la historia tras quedarse el pasado curso a un pasito del Estandarte. 

No obstante, el conjunto verde tuvo que emplearse a fondo en la ‘semi’ de este jueves para derrotar por 55-49 a un batallador Brains, verdugo de su verdugo en 2016 pues los Correcaminos venían de eliminar en cuartos al campeón Agustiniano.  No en vano, el potente cuadro alcobendense también estaba considerado otro de los firmes candidato al título desde que arrancara el torneo, cuya corona rozó a su vez en 2015. 

Por tanto, la neutral Ciénaga de San José del Parque acogía un duelo que medía a los dos últimos subcampeones, pero solo uno acabaría obteniendo una reválida ante el destino. ¡Balón al aire! 

Los minutos iniciales del choque ya demostraron por qué derroteros discurriría éste hasta su conclusión, con uno y otro bando intentando acercarse al aro de similar manera: mediante tiros lejanos. De ello deja constancia la estadística final, quien refleja que ambos equipos intentaron prácticamente los mismos lanzamientos de dos que de tres: 27 y 28 en el caso de Maristas y 30 y 29 en el de Brains. 

Tras la canasta inaugural de Pablo Alonso, fue su tocayo Pablo Suárez el que a continuación estrenó con éxito el perímetro, para poner el electrónico en 5-0. Un certero arranque gracias al cual los Tigres dominarían el marcador casi hasta el descanso, contra unos Correcaminos que sin embargo siempre supieron enjugar sus desventajas en el luminoso. 

Circunstancia en la que resultó clave la magistral actuación de Ricardo Carazo, genial base blanquiazul cuya constitución física y estilo de juego recuerdan mucho al estudiantil Jaime Fernández. Eso son palabras mayores. 

De hecho, bien puede afirmarse que solo él se salió del guion en un partido encorsetado por los triples, pues además de lanzamientos exteriores también ejecutó penetraciones y asistencias de muy bella factura. Un imaginativo contrapunto que durante muchos minutos contuvo las embestidas del citado Pablo Suárez y de Jaime García, ya que de secar a Gabriel Gil en ataque se encargó Eduardo Bellver. 

Ambos pívots libraron una espectacular batalla bajo aros y si bien el de Maristas se quedó en 11 tantos, -cuando promedia 23,3 en la presente Copa Colegial-, sí se llevó más rebotes que su homólogo de Brains (14 a 9). 

Con tantos ‘jugones’ por metro cuadrado era pues inevitable que saliese un encuentro trepidante y así lo fue sobre todo en su primera mitad. 

Mientras Marcos del Olmo pedía intensidad a los suyos y María José Ortiz, atención en los cambios y defensa sobre Edu Bellver, los Tigres llegaron a ponerse 25-18 restando 2:52 para el receso, con 12 puntos de Pablo Suárez -todos desde la línea de 6.25-. 

Puntería exterior de la cual habían adolecido hasta entonces los Correcaminos, que vieron cómo en ese momento el pelirrojo ‘playmaker’ de Maristas ponía rumbo al banquillo para recobrar fuerzas. 

En su ausencia, un acrobático 2+1 de Carlos Díez, un tremendo ‘costa a costa’ de Ricardo Carazo y sendos triples de Alejandro González y el propio Carazo fabricaron un parcial de cierre de 3-11, que mandó la contienda 28-29 al descanso. 

Una ventaja que sería la primera y la última de Brains en todo el partido, pues en la reanudación su rival elevó su intensidad atrás para voltear el resultado y distanciarse en el tanteo. 

Con unos incisivos Gabriel Gil y Jaime García -autores de 9 y 6 puntos respectivamente en el tercer asalto-, Maristas se puso 44-33 arriba, pese a perder durante unos minutos a otro de sus hombres importantes: Carlos Garcia-Mauriño. 

Restando 3:27 para la conclusión de este tercer acto, el ala-pívot chocó con Jorge Hernández en la disputa de un balón dividido, lastimándose la pierna derecha y viéndose obligado a reposar hasta el comienzo del último periodo. 

Un último periodo en el que sentenció Pablo Alonso y no solo gracias a sus 6 tantos en la recta decisiva. A falta de 04:13 le sacó un importantísima antideportiva a Ricardo Carazo, maniatado desde entonces en el contacto físico pues otra falta más significaría su quinta personal y su expulsión. 

Con cinco triples desesperados y fallados en minuto y medio capituló un incombustible Brains, quien dice adiós a la Copa Colegial con la cabeza bien alta como viene siendo tradición tanto en categoría masculina como femenina. 

Adelante sigue en cambio otro fabuloso equipo como es Maristas Chamberí, cuyo rival en la gran final saldrá del duelo entre Maravillas y San Agustín. Pero para saberlo tendremos que esperar hasta el próximo 21 de abril, ¡qué incertidumbre!